Tik Tok: un reino desconocido

Tik Tok: un reino desconocido

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Por: Danny Miranda Quijano, Tik Tok manager de Rodolfo Hernández

Recorrer los pasillos oscuros de un edificio abandonado o la espesa selva amazónica sin un guía, acompañados solo de una linterna que nos limita la vista, es una sensación que resulta por lo menos inquietante y, para algunos, insoportable. Esa sensación de incertidumbre y ansiedad por lo desconocido, es la misma que invade a muchos de los que dicen no lograr encajar en el “reino de TikTok”. 

Ellos, que navegaban cómodamente y a sus anchas el universo del texto digital, dominando los senderos comunicacionales de Facebook y Twitter, luego se adaptaron a un reino en el que la fotografía se hizo protagónica. , Se acomodaron a sus nuevas reglas de Instagram, una oda digital a la expresión “una imagen vale más que mil palabras”, y establecieron sus trincheras creyendo incluso subyugar su esencia. Se autoproclamaron gurús de este reino: instagramers. 

Ellos, los que parecían fornidos guerreros de la palabra, armados hasta los dientes con un twit, o duques de la realeza con cabelleras perfectas y sonrisas brillantes, condecorados con la aclamada medallita azul, hoy palidecen con la llegada de un nuevo universo inexplorado, donde el texto pasó a segundo plano, y la belleza de la sonrisa perfecta y el desayuno 5 estrellas fueron pronto apocados por un torrente de expresiones en movimiento, un caudal abrumador de información apegado a un principio elemental: la vida misma es movimiento y TikTok, en esencia, lo es. 

Y es que TikTok es hoy un reino en expansión constante, es la red social con más potencial de crecimiento de los últimos años, es un universo que dejó rezagados a muchos que no comprenden su simpleza y abrió campo a “almas jóvenes”, como denomina mi abuela Myriam de 77 años, a los tiktokers que ella sigue desde su celular. 

Tiktok entregó, en manos de cualquier mortal, un don que parecía reservado a las deidades. Años atrás, capturar un video y ser visto por millones de personas era cuestión de medios de comunicación masiva, era un don guardado con recelo por las cadenas de televisión, pero TikTok le entregó a los «plebeyos» el poder de los dioses. Es así como en este universo, los incomprendidos, los solitarios, los cantantes de ducha, los paseadores de perros, los abuelitos bailarines, los profesores de física, e incluso familias campesinas, dejaron de ser vasallos para convertirse en tendencia; es esto lo que a los experimentados aventureros de otros universos digitales les rompe la cabeza. 

El acertijo 

Vamos a tratar de descifrar el mapa de este territorio aún en crecimiento. TikTok, aunque aparenta ser una red social como todas, posee como universo una serie de leyes únicas que se tornan encantadoras desde su puerta de entrada. En un mercado digital atestado de usuarios y contraseñas para acceder al más mínimo recurso, TikTok nos regala un ápice de libertad al tocar a su puerta; su app de navegación nos permite hacerlo todo sin obligación alguna y desde la satisfacción que nos da la posibilidad de probar sin compromiso, pero seamos claros, al igual que el canto de las sirenas que atrae a los marinos de forma irresistible, TikTok confía en su algoritmo fervientemente. Su místico encantamiento es el encargado de mantenernos dentro de su territorio, mientras navegamos inocentemente por su mar de contenido, el algoritmo descifra con rapidez nuestros gustos y tendencias, lo que nos atrae y lo que no, es así como en poco tiempo pasamos de ver contenido aleatorio para encontrar ante nuestros ojos solo lo que a nuestro cerebro le interesa consumir.

Nos encontramos ante un torrente de contenido en movimiento, donde la simplicidad reina en todo su esplendor, resulta intuitivo y puede resumirse en 3 simples pasos; descargar, deslizar y ver; es esto, quizás, otro de sus místicos encantos. Mientras las sofisticadas estructuras de Facebook, Instagram y Twitter buscan maquillar con artilugios vistosos sus ejercicios comunicativos, Tiktok hoy acude a los instintos, no nos da demasiadas opciones y aprovecha su posición de territorio desconocido para abrirse campo en el selecto estatus de la conectividad global. Sus opciones básicas, que son: me gusta, comentar, favoritos y compartir, son la forma de velar por sus dos grandes objetivos, seguir conociendo nuestras tendencias para asegurar nuestra permanencia y propiciar la expansión de sus usuarios. 

Pero ahora la pregunta que nos surge como usuarios es: ¿qué debemos hacer con él? El posicionamiento de esta red social como una de las más importantes del mundo es ya un hecho, y está en cada uno de nosotros, tanto en los de alma joven, que ya disfrutan su contenido, como los más renuentes a su existencia, el encontrar la forma correcta de dominar este nuevo universo. Al igual que una tierra recién colonizada, TikTok es tierra fértil, en la que crecerá casi cualquier cosa que se siembre con disciplina, es nuestro deber encontrar nuevas formas de sacar el máximo provecho de esta plataforma y entender que quizá algún día también tengamos que saltar de ella para empezar una nueva aventura. 

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