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La Audiencia de Medidas Cautelares del Canal del Dique de la JEP se realizó entre el 20 y 21 de octubre en el teatro Adolfo Mejía de Cartagena, antes Heredia. El canto de las mujeres y el ritmo de los tambores de los hombres de la Escuela Taller Tambores de Cabildo de la Boquilla se unieron para abrir la sesión y entrar en los corazones de todas y todos los presentes. “Sobre el Canal del Dique, el pueblo se iba a pescar. Sobre el Canal del Dique, las mujeres iban a nadar. Ahora ya de eso, ya no queda nada. Ahora lo recuerdo y me dan ganas de llorar”.
La Ruta de Cimarronaje, un colectivo que reúne a más de 200 organizaciones sociales y líderes del Caribe colombiano y de organizaciones campesinas de base de Montes de María, solicitó medidas cautelares sobre el Proyecto de Restauración de los Ecosistemas Degradados del Canal del Dique para proteger la evidencia de cuerpos de personas que fueron arrojadas y desaparecieron en sus aguas entre 1997 y 2005 por parte de las AUC. En esa época, el Canal que siempre había sido fuente de alimento, recreación y cultura para las comunidades, se convirtió en un cementerio flotante. El Canal que daba vida, se había convertido en un lugar de muerte.
Esta audiencia fue el espacio perfecto para evidenciar los efectos del conflicto sobre las mujeres; aunque, más allá de esos efectos, sirvió para que estas demostraran su fortaleza, resistencia y resiliencia. El conflicto las desprendió de sus seres queridos y triplicó sus cargas, encargándolas del cuidado de niñas o niños que, en ocasiones, no eran los suyos, el sustento económico del hogar y la búsqueda de la justicia. Sin embargo, la guerra también se metió con la vista, la escucha, el gusto y el olfato. Estos sentidos fueron afectados, pero, a través de estos, encontraron una fuente de resistencia para exigir justicia.
Según relataban las mujeres durante la audiencia, solían ver al conflicto como algo lejano, algo que solo estaba en la televisión. Niñas y niños jugaban bañándose en el Canal con normalidad. Hasta que un día el conflicto llegó. De repente, el agua se pintó de rojo y se llenó de “grasa humana”. Un día los juegos no fueron tan normales. Docenas de cuerpos diarios remplazaron a las canoas. Si había suerte, estaban completos, pues podían verse brazos, torsos o cabezas. Vista.
Las mujeres salían a esperar a los pescadores en la orilla. Allí se acompañaban y disfrutaban. La espera se vio interrumpida por un intenso olor. Un olor fuerte, de fácil identificación para los gallinazos. El conflicto trajo consigo el olor de la muerte, arrastrado por el Canal. Las mujeres se alarmaban y corrían para encontrar su fuente. Al hacerlo, vieron los cuerpos sin vida. Corrían, pero hacia afuera. Se agarraban la cabeza, querían huir del pueblo. Olfato.
El conflicto llegó y cambió la forma de alimentarse. La muerte en el Canal se normalizó, al punto de que el pescado fue puesto en cuestión. Era probable que al consumirlo se estuvieran comiendo a sus seres queridos. El estigma se expandió. Las mujeres que salían a venderlo eran rechazadas por los clientes. “ Ese pescado come muertos”, les decían. Gusto.
Además, la guerra ubicó el sonido del agua, las aves, los árboles, los tambores, en el fondo. Poco a poco, los sonidos de la guerra se impusieron en el Canal. Llegó el tajante y desconsiderado ruido de la motosierra. No precisamente cortando árboles. Los disparos, los gritos, los manotazos en las puertas de las casas. En el fondo, el agua. Escucha.
Mientras tanto, yo pensaba en los efectos de la guerra sobre mis sentidos. Nunca he escuchado un disparo. Para mí, el conflicto era un par de helicópteros Black Hawk del ejército que, con su fuerte ruido y su imponencia, pasaban sobre mi cabeza y me recordaban que vivía en un país en guerra. Las hélices eran, y siguen siendo, el sonido que me recuerda el conflicto. Me asusto siempre que escucho y veo un helicóptero. La realidad de las mujeres del Canal del Dique y la mía en un mismo país. ¿Cómo comprender?, ¿cómo tocar el corazón de la población y ser escuchadas por la justicia en un país tan disímil?
Antes de la audiencia, las y los magistrados se desplazaron al municipio de Mahates. Allí, a la orilla del Canal, se escucharon palabras de líderesas y líderes de las comunidades, al igual que de la magistratura. Pero también hubo canto, tambores, siembra de árboles y almuerzo con pescado, arroz con coco y verduras. Tras este encuentro, la audiencia comenzó con la instalación de una mándala por parte de las víctimas, con elementos representativos de la vida a la orilla del Canal. Además, una canoa fue transportada desde la entrada del teatro hasta la tarima, para también colocarse al frente de quienes tomarían la decisión. Sobre ella se colocaron dos atarrayas. Vista. Todo esto en medio del canto con el que comenzó esta columna. Escucha. Antes de la deliberación, se dio un espacio en el que las víctimas entregaron rosas y alimentos tradicionales de la región en totumas a la magistratura. Gusto.
El conflicto afecta todos los sentidos, pero estos fueron utilizados por las víctimas a manera de resistencia. La audiencia, un espacio tan gris históricamente, fue transformada a través de los sentidos. Con estos, las comunidades se encargaron de influir en la magistratura y los demás presentes, creando un espacio de participación, escucha y empatía. La justicia restaurativa es entonces una inmensa posibilidad de reivindicación. Los medios de comunicación se enfocaron en la llegada del Ministro de Trabajo y la decisión de las y los magistrados, pero poco se habló del rol de las comunidades en la audiencia. Poco se habló de lo que, en el futuro, será visto como un ejemplo internacional. Se trata del enfoque restaurativo, reparador, de la JEP. Un enfoque que facilita comprender lo sucedido, a pesar de las inmensas diferencias entre la población.
A pesar de que los recuerdos den ganas de llorar, al ritmo del tambor, las comunidades se levantan. Resisten. Al ritmo del agua y del Canal, resisten. En la audiencia, demostraron que el Canal no es un lugar de muerte, sino de mucha vida.
Aquí dejo el enlace del segundo día de audiencia, la cual comenzó con un acto simbólico contundente. https://www.youtube.com/watch?v=73y9uO4Lgtw