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Ha sido verdaderamente lamentable el espectáculo ofrecido por el exalcalde Quintero, el candidato Gustavo Petro y los demás personajes que, ante la suspensión del primero, salieron a rasgarse las vestiduras gritando que estábamos ante un golpe de estado. No, la suspensión de un funcionario en un proceso disciplinario no es ni de cerca un golpe de estado. Sin embargo, el actuar de la Procuraduría no deja de ser desafortunado en varios sentidos.
Primero es desafortunado porque le da leña a Petro y a sus cómplices para alimentar la hoguera con la que han querido encender el país, para que la gente “salga a votar berraca”. Esto los victimiza, los catapulta y les da un cartucho para desinformar a la ciudadanía con el cuento del “golpe de estado”, al estilo del Centro Democrático en el plebiscito. La decisión de la Procuraduría no está destituyendo a nadie, es una suspensión, que es bien diferente a una destitución, desafortunadamente, solo quienes estudiamos derecho tenemos por qué saberlo y claro, a Petro y Quintero no les importa que la gente no sepa, lo que les interesa es desinformar y generar indignación con base en mentiras.
Por otra parte, el actuar de la Procuraduría es desafortunado porque viene de personas sin ninguna autoridad moral y absolutamente parcializadas. Duque, sus ministros y hasta el general Zapateiro han hecho lo mismo que Quintero y no tienen sanción alguna. El daño es profundo, pues de esas instituciones esperaríamos imparcialidad, algo que generaría confianza en la ciudadanía. O todos en la cama, o todos en el suelo. Sin embargo, desde el proceso en la Contraloría contra Fajardo quedó claro que lejos de ser instituciones preocupadas por cuidar los recursos públicos y cumplir la constitución, son armas de persecución y acción política. Resulta cuando menos paradójico que ahora salgan indignados los que celebraban y eran cómplices de la persecución que sufrió Fajardo y su gabinete, a quienes embargaron sus bienes y “quemaron” moralmente con base en mentiras.
Ahora en lo local, aquí en Medellín, la noticia de la sanción es muy, muy positiva, y alegra a la ciudadanía, pues detiene temporalmente a un señor que se creía intocable, que llevaba 3 años saqueando a Medellín, desbaratando sus programas sociales (Buen Comienzo, Jardín Botánico, etc), violentando a sus instituciones (TeleMedellín, Inder, Explora, Sector Cultural, Universidades, empresas, ONGs, etc), haciendo política con la alcaldía y buscando crear un enfrentamiento en donde siempre hubo ánimo de colaboración y trabajo conjunto. Un señor que llevaba 3 años destruyendo la ciudad y lo que tanto le había costado construir. Un señor que perdió el respeto de la ciudadanía, y que no puede salir a eventos públicos, porque es abucheado y agredido por la ciudadanía que llega a niveles de animadversión e irrespeto nunca vistos frente a uno de los cargos que, hasta Quintero, tenía gran aprobación, popularidad y respaldo.
Paradójicamente, el alcalde tramposo y que rompe las reglas todos los días, arma un escándalo cuando rompen las reglas para sacarlo a él, obligando a funcionarios y contratistas de la alcaldía a ir a actos de protesta, so pena de sufrir persecuciones y perder sus puestos.
Por su parte, el alcalde encargado Juan Camilo Restrepo llega con un primer mensaje de unidad e institucionalidad para Medellín. Tengo diferencias con Restrepo y lo he enfrentado políticamente en el pasado, pero valoro ese mensaje que la ciudad no recibía desde el primero de enero de 2020, que inspira la tranquilidad, unidad, respeto por la ciudad y gallardía que tanta falta hacía a la dignidad del alcalde. A su vez, Quintero se ha visto poco asertivo e iracundo, ¿será que su desespero se da porque no alcanzó a ocultar las pruebas de sus transacciones oscuras y teme que sean descubiertas por el alcalde encargado?
Por todo lo anterior alegra que Quintero salga, y ojalá sea por bastante tiempo. Sacar a gente mala de la alcaldía siempre va a ser positivo, pues respira la ciudad sin ese tipo como alcalde. Seguro seguirá mandando en la sombra, pero es un golpe duro para Quintero, y alegra que le den golpes duros a gente que le ha hecho tanto daño a Medellín. Lástima que haya sido por esta vía, pero la ciudad necesitaba un respiro de sus abusos.
Por Medellín, ojalá se quede suspendido por mucho tiempo.