Petro, el presidente equivocado

Petro, el presidente equivocado

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El presidente Gustavo Petro, envilecido por la megalomanía, está equivocado cuando afirma que cuenta con el apoyo de la mayoría de los colombianos. Con esa idea logró convencer en la primera vuelta presidencial a muchos incautos de que él iba a ser el próximo presidente de Colombia, y con ese mismo argumento en la segunda vuelta, y ante un anticandidato patético como Rodolfo Hernández (¿alguien se acuerda de él?), pudo atraer el voto de muchos colombianos, liberales de pensamiento y defensores de las instituciones (académicos, políticos, líderes de opinión, residentes en el exterior, entre otros), que pensaron que él era un mal menor ante su contendor.

Dos días después de las elecciones de segunda vuelta, el 21 de junio de 2022, Petro publicó en X: “Solo por esta alegría de la mayoría de mi pueblo valió la pena luchar y valió la pena vivir”. El 9 de marzo de 2023 publicó: “La mayoría de la población nos apoya”. El 18 de junio del mismo año: “Nuestro capital es ser mayoría”. El 1 de agosto: “La mayoría de los colombianos tienen, a pesar de los ataques que hemos sufrido, una opinión favorable sobre mi gobierno”. El 29 de septiembre: “Seguimos siendo mayoría”. Y esta misma semana, el 6 de febrero, publicó una encuesta en la que supuestamente: “muestra que somos mayoría. La situación es igual al de las elecciones en segunda vuelta presidencial, mayoría en Bogotá, aumenta mayoría en el Caribe y supermayoría en el Pacífico”.

Sin embargo, repito, el presidente está equivocado cuando afirma que la mayoría de los colombianos votó por él y por el tal «cambio» que nos vendió. En Colombia el censo electoral para las elecciones presidenciales del año 2022 era de 39.002.239, de los cuales participaron 21.442.300, es decir, el 54,9% del censo. De ese número de personas, por Petro votaron en primera vuelta 8.542.020, es decir, el 40,3% de los que participaron, pero también quiere decir que sólo fue el 21,9% del total de personas que libremente hubieran podido votar por él.

Para la segunda vuelta, la participación del censo aumentó a 22.689.034, es decir, al 58,1%, de los cuales votaron por el ahora presidente 11.292.758, es decir, el 50,4%, un poco más de la mitad de quienes votaron, pero también quiere decir que por él sólo votó el 28,9% de todas las personas que podrían haber votado por el tal cambio. Y aunque por obvias razones debemos descontar a los menores de edad, a los extranjeros y a quien por alguna condena judicial no pueden ejercer el derecho al voto, también hay que decir que esos 11.292.758 de votantes sólo representan el 21,8% de los 51.600.000 habitantes que se estima tenía Colombia en ese entonces.

En primera vuelta las personas votan por quien realmente los representa, mientras en la segunda, los votantes de quienes no pasaron a esta, votan por descarte, por el “menos malo” entre uno y otro. Eso quiere decir que los votantes realmente “petristas” sólo son 8.542.020 y que los 2.750.738 votos adicionales que le sirvieron a Petro para ganar en segunda vuelta votaron por él por descarte, porque pensaron que era menos malo que Rodolfo. En primera vuelta por Gustavo Petro sólo votó el 21,9% del censo, es decir, un ínfimo 16,5% de la población, y en segunda, como ya se dijo, solamente el 28,9% del censo que representa apenas el 21,8% de la población.

Según la Real Academia Española (RAE) la palabra equivocar significa “tomar desacertadamente algo por cierto o adecuado”.

Gustavo Petro es el presidente equivocado. Por una parte porque desacertadamente asume que la mayoría de los colombianos lo apoya y que ese apoyo se vio reflejado en los resultados de las elecciones, lo cual, como acabo de mostrar con cifras en la mano, es una vil mentira.

Pero por otra parte, Petro también es el presidente equivocado para muchas personas que votaron por él y ahora se cuestionan que su gobierno haya sido “menos malo” que lo que hubiera sido el de Rodolfo. Es imposible hacer un análisis de la historia contrafactual (si mi abuela no se hubiera muerto, estaría viva), como por ejemplo ¿qué hubiera pasado si el presidente no fuera Petro sino Rodolfo?. Ahora, es un hecho que quienes pensaron que Petro sería un presidente más “liberal” y defensor de las instituciones quedaron perplejos, aterrados, impresionados, etc. recientemente, ante las afirmaciones de la existencia de un supuesto “golpe de estado blando” y una supuesta “ruptura institucional” (que en realidad parece provocada por él mismo) y el llamado a sus seguidores (que él ingenuamente cree que son una “mayoría”) a marchar a las calles el pasado jueves 8 de febrero contra la rama judicial, la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la Nación. 

Los manifestantes se dirigieron a la sede de la Corte con banderas del M19 a presionar a los magistrados para elegir a la nueva fiscal, y ante la muestra de independencia de este tribunal y la no elección de la fiscal, optaron por secuestrar (lo aceptó el Ministro de Justicia en W Radio) durante unas horas a quienes estaban dentro del Palacio de Justicia al impedirles salir de allí. Esto claramente constituye una coerción de la libertad, instada por Petro, quien desacertadamente muchos creían que podía ser un “liberal” y un “institucionalista”. También estaban equivocados.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/

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