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Es domingo. Un ataque aéreo israelí sobre Rafah, en Gaza, mata 45 personas. Hay muertos por todos lados. Niños quemándose. Cabezas sin cuerpos. Gente atrapada en carpas. Heridos corriendo de dolor. Una mujer grita que le ayuden a salvar a su hermana. La mamá está muerta al lado. Dos hombres lloran sobre el cuerpo de una niña, la zarandean. La mayoría de muertos son niños y mujeres.
Los niños se refugian bajo el escritorio. Dos hombres lanzaron un artefacto explosivo contra la estación de Suárez, en Cauca. Los niños rezan. “Señor, gracias por este maravilloso día que tú nos has regalado”. Son días de guerra: la Fuerza Pública y los disidentes del Estado Mayor Central de las Farc se enfrentan. La gente en la mitad.
Stefany Barranco, 32 años, es asesinada por su expareja, Iván de la Rosa, en un centro comercial de Bogotá. Discuten primero, luego la ataca, parece –pero qué importa ya si está muerta–, con arma blanca. Tenían dos hijos pequeños. Veinticuatro horas después, en Suba, también Bogotá, Fabián Riveros mata a su expareja Natalia Vásquez y hiere a otras dos personas que intentan defenderla. La acuchilla. Tiene 31 años y un niño de tres. Se reporta como el feminicidio 21 en la capital en lo que va del año. 271 en el país hasta abril según el Observatorio de Feminicidios Colombia.
Alrededor de 700.000 personas en Medellín tienen hambre. El 28 % de las personas que viven en esta ciudad comió menos de tres veces al día en las últimas cuatro semanas porque no había suficiente comida, según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2023.
Pero vivir es fácil.
En la nevera hay arepas y queso y huevos de gallina feliz y leche y en los estantes café de origen. El papá está aliviado y la mamá ya lo llamó a darle el reporte del día. Se bañará para ir al trabajo. Ya no prende la radio mientras maneja, qué aburrimiento escuchar a esos señores pelear. Lo que está de moda es un pódcast. Una amiga le recomendó uno de desarrollo personal, el más escuchado en Colombia. El algoritmo de Instagram le muestra perritus, comida y oraciones. Dios está con nosotros. Manifiesta, te mereces ese viaje. El universo tiene preparado para ti lo que te mereces. Ten paciencia. Se cuela algún post con noticias de Palestina, pero lo pasa. Está mejor el chisme del día: una compañera contó en TikTok la terminada con el ex. Se desatrasa del chat familiar, reenvía cadenas con lo de Sura. Terrible ese presidente que tenemos, dirá. Terrible lo del Cauca, dirá, pero como ahora solo les importan los niños palestinos, pensará, encogiendo los hombros. Lee un tuit: prohibidas las corridas de toros. Un atropello a las minorías, tuitea. Nos coartan la libertad, y lo que más molesta es la incoherencia: en este país las corridas de toros son actos sanguinarios pero el aborto es legal. Hoy fue lo de Sura y los toros, qué dolor de patria.
Se merece una hamburguesa con papás para la depre, ver el Desafío de sentencia y bienestar y serie en Netflix. Todavía falta lo de Trump culpable.
Para qué preocuparse. Hay que ser prácticos. Cada quién carga su propia cruz.
Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/monica-quintero/