Escuchar artículo

Las redes sociales han sido claves en el desarrollo y la conectividad del mundo durante los últimos 20 años. Nos han permitido acceder a información de manera rápida, conocer otras personas y, en general, han aportado y permitido la globalización. Sin embargo, su uso empezó a generar consecuencias negativas en algunas personas: ansiedad, depresión, bullying, abuso y otros aspectos de connotación negativa.

Una de las redes sociales que mayores amores y odios ha despertado ha sido Twitter. Esta red social, fundada en el año 2006 por Jack Dorsey, ha logrado unas cifras impresionantes: 300 millones de usuarios, 65 millones de tuits al día y, en general, unas cifras de acceso a información en cuestión de minutos. Esta red fue una de las primeras en las que aparecieron las cuentas falsas, se promovieron las fakenews, se usó la manipulación  del comportamiento de la gente y se generaron “bodegas” para promover o atacar personas; asuntos que se pueden evidenciar en Social Dilema, el documental de Netflix.  

Durante estos casi 20 años, Twitter se convirtió en un canal muy importante, especialmente para la promoción de campañas políticas, pero con el tiempo se volvió una red social de rabia. Las personas en esta red social se sienten empoderadas y autorizadas para desprestigiar la opinión del otro, para castigar al que piensa diferente y, en general, para desahogar frustraciones propias. Es una especie de campo de batalla.

Recientemente, en la lección inaugural de Liderario, Thierry Ways dijo que: “estoy seguro que en persona no nos trataríamos como nos tratamos en las redes sociales”, afirmación que comparto plenamente. Las personas escondidas detrás de una pantalla o una cuenta falsa pueden destruir a un ser humano, pueden insultar y difamar de las personas que no comparten su visión de la vida y acabarla en cuestión de minutos, sin conocer realmente quién está detrás.

No pretendo satanizar Twitter pues, como dice el dicho, “el cuchillo no es malo si se usa para partir el pan, pero sí para agredir a otra persona”. Lo mismo sucede con las redes sociales: estas per se no son el problema, sino el uso que le damos.

Las últimas dos semanas, la red social ha tenido como participe a Elons Musk, su nuevo dueño, tiempo en el que se ha generado mucho revuelo: cambios culturales dentro de la organización, políticas de cobro para cuentas certificadas y renuncias masivas. Actualmente, todos empezamos a preguntarnos por el futuro de la red social y nos indignamos por lo que está sucediendo.

Lo importante es que, más allá de lo que pueda suceder con Twitter, considero que debemos aprovechar este cambio de líder en la empresa, y esperar realmente cambios en el uso de esta red social. Que se aproveche al máximo el nivel y el acceso a la información de valor y, así, permitir que vuelva a su esencia más profunda: comunicación inmediata. A su vez, que se castigue y se validen cuentas, para evitar ataques, bullyng, y acoso, que y se permita a las personas, comportarse como se comportarían en persona.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-restrepo-2/

Califica esta columna

Compartir

Te podría interesar