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La red que se rompe

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“Un instrumento mal tocado no le cambia la vida a nadie”

-Nelson Zuluaga, exprofesor de la Red de Escuelas de Música

La Red de Escuelas de Música de Medellín fue creada en 1996 por la Alcaldía de Medellín. Desde entonces ha venido operando en los diferentes barrios, comunas y corregimientos de la ciudad, brindando formación musical y un entorno protector a niños, niñas y jóvenes entre los tres y dieciséis años. Este programa, que lleva ya 28 años en funcionamiento, ha sido cuna de grandes músicos y ha representado para otros un escape a las realidades tan complejas de esta sociedad, en él cobra gran fuerza esa frase que versa que quien empuña un instrumento jamás disparará un arma.

Sin embargo, este activo social ha ido apagándose poco a poco. La red se ha ido rompiendo a causa de las malas administraciones, la burocracia inoperante y la corrupción. En conversación con exprofesores de la red, ellos manifiestan que vamos ya para casi 12 años de crisis sistémica, que va desde la intervención de los currículos, la fusión y eliminación de programas, hasta la malversación de fondos que han llevado al programa a una crisis en la prestación del servicio, a pésimas condiciones de las sedes físicas, falta de insumos, precarización y recorte del personal de la red e incluso deterioro de los instrumentos.

La Red atiende hoy a cerca de 6,700 niños en todo el distrito, por lo que la cobertura y permanencia resultan trascendentales para la configuración de espacios de formación del talento musical, en una ciudad que se precia de ser una de las más creativas en esta materia. Pero, hay a todas luces, políticos que emiten un discurso que no corresponde con la realidad, pues solo instrumentalizan la música para obtener réditos, mientras recortan presupuesto, eliminan capacidades instaladas, maltratan y malpagan al talento humano, al punto que hoy más parece un programa vacacional que un semillero de músicos proyectados a la excelencia.

Las escuelas de música llevan años operando de una forma caracterizada por la contratación oscura y en la que los rubros que dicen invertir no corresponden con el nivel de abandono que presenta el programa: la Secretaría de Cultura tiene un convenio interadministrativo -que evita la contratación por ley 80- con la Universidad de Antioquia, más precisamente con la facultad de artes, que es la encargada de operar el programa. Bajo este modelo de administración, que cuenta con una interventoría insuficiente, se ha producido presuntamente el desvío de miles de millones de pesos. Y aunque las cifras de los informes presentados dan cuenta de enormes avances, lo cierto es que hoy la red ha llegado a un punto en el que ni siquiera hay papel higiénico en sus sedes; entre padres de familia y maestros juntan dinero para unos cuantos baldes de pintura y los estudiantes deben comprar sus propios materiales.

El punto más álgido de la crisis fue en la administración de Daniel Quintero y su secretario Álvaro Narváez, quienes llegaron a modificar el método exitoso durante dos décadas por uno importado de Brasil con pocos años de implementación; también despidieron profesores de años de experiencia y trabajo para cambiarlos por contratistas incompetentes y serviles a los intereses de ese gobierno, una persecución tal que algunos de ellos manifiestan sentirse maltratados, acosados laboralmente e incluso vinculados a procesos judiciales.

Este es un panorama resumido de la tragedia que hoy atraviesa este programa que otrora fuera orgullo de Medellín y de sus ciudadanos. El panorama es poco alentador y los agentes de la red no ven con claridad que en esta administración el panorama pueda cambiar. Por tanto, acudo a este y otros medios para hacer visible la crisis y hago un llamado al alcalde Federico Gutiérrez, al secretario de cultura en propiedad, a las veedurías ciudadanas y a los entes de control para que pongan la lupa en el programa que, de seguir así, está en riesgo de desaparecer. Algo no suena bien y no son precisamente los instrumentos que, a pesar de las dificultades, ahí siguen con sus melodías cambiando vidas.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/samuel-machado/

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