La derecha joven contra el feminismo: entre el privilegio y el pánico

En una reciente publicación en No Apto, Salomé Beyer hizo un análisis y expresó su opinión sobre el genocidio que Netanyahu ejecuta, su propósito colonizador y la vergonzosa complicidad internacional. Entre las primeras reacciones apareció el comentario de otro columnista de este mismo medio, José Valencia, quien señaló a la primera de ser “feminista defendiendo una dictadura islámica”.

Surgieron discusiones públicas y privadas: sobre el contenido de la columna y sobre el comentario. En cuanto a lo primero, me adhiero con absoluta convicción a las palabras de Salomé. Respeto su trabajo serio y su contundencia. Y sobre lo segundo, no quiero dejar pasar por alto las preguntas que me surgieron.

¿Por qué los varones jóvenes de derecha atacan con tanta ferocidad al feminismo? ¿Cuáles son los miedos detrás del desprecio?  

Los hombres jóvenes de derecha tienen en las redes su campo de batalla, en las palabras su beligerancia, y en el feminismo a su enemigo. El feminismo, al cuestionar las estructuras patriarcales, es percibido por ellos como una amenaza directa a los privilegios históricos masculinos. Para estos varones, no se trata solo de igualdad: lo viven como pérdida, desplazamiento, incluso humillación.

Lo que sienten es temor: a perder el control y los privilegios. El feminismo propone una transformación del poder, no solo en términos de género, sino también en cómo se organizan los afectos, los cuerpos, los cuidados y hasta el trabajo. Y ahí, los hombres de derecha ven absolutamente amenazado su lugar como centro del mundo.  Se resisten al cambio y se aferran a promesas de identidad, tradición y poder.

Se disfrazan con banderas de “libertad” pero lo que hacen es promover retrocesos legales y simbólicos que minan décadas de lucha por la equidad y la justicia social. Dicen defender la democracia, pero aplauden estrategias autoritarias, deslegitiman a quien piense distinto y caricaturizan a la oposición. Su retórica es violenta y binaria. En lugar de debatir, busca humillar, ridiculizar y aplastar.

El resurgimiento de los discursos de derecha y de ultraderecha representa un peligro para la humanidad. No es solo una cuestión de tener ideologías distintas o de pensar diferente: es una amenaza concreta a la democracia y a los derechos humanos. Su avance representa un giro oscuro hacia el autoritarismo, la exclusión y la destrucción. Frenarlo es más que una tarea política: es un deber ético y urgente.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/maria-antonia-rincon/

5/5 - (4 votos)

Compartir

Te podría interesar