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La democracia está en crisis (otra vez)

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La semana pasada se presentó el informe de la corporación Latinobarómetro edición 2023. El documento, titulado “la recesión democrática de América Latina” muestra unos datos preocupantes frente al futuro de la democracia en el continente. El malestar social del que se viene hablando en las últimas décadas fruto de las tensiones entre los ganadores y los perdedores de la globalización y las políticas neoliberales, de un progreso social bastante desigual, pareciera, a primera vista, estar reflejado en las gráficas que presenta Latinobarómetro.

El apoyo a la democracia como la mejor forma de gobierno se mantiene en sus niveles más bajos desde que se hace la medición (1995). Sólo el 45% de las personas encuestadas considera que el sistema democrático es mejor que el autoritarismo. El informe señala que estos resultados no se explican en exclusivo por el crecimiento económico pues no se identifica una causalidad constante entre el aumento o disminución del PIB y la satisfacción con la democracia. Más bien explican que el fenómeno tendría que ver con un nivel de desconfianza generalizado frente a los gobiernos y con un creciente proceso de desinstitucionalización. Lo anterior se corresponde con la caída sistemática de la confianza institucional que han mostrado informes como Edelman Trust barometer y la Encuesta Mundial de Valores.   

La situación de Colombia no parece tan preocupante pues se ubica justo en el promedio latinoamericano. De hecho, entre 2020 y 2023 la preferencia de la democracia como sistema político aumentó cinco puntos porcentuales, pasando del 43% al 48%. Sin embargo, el descredito generalizado de la democracia en el continente y el aumento del apoyo a los autoritarismos es algo para no perder de vista. La posibilidad de la deriva autoritaria crece en un contexto regional de malestar democrático, sin mencionar que la aprobación de una opción de este tipo aumentó 3 puntos porcentuales en el país.

El informe toma más relevancia en tiempos de Gustavo Petro presidente. Uno de los temores cuando los analistas juegan al vaticinio es que la reacción colombiana a un gobierno de izquierda sea el abrazo de una propuesta autoritaria de derecha promovida por María Fernanda Cabal, quien seguramente buscará la presidencia en 2026 a través de una especie de filial de Vox en Colombia. Lo que debe dejarnos tranquilos por ahora es que el domingo ese partido sufrió un duro golpe electoral al perder 19 escaños en las elecciones generales de España. Los españoles no apoyaron a la extrema derecha como alternativa a un gobierno de coalición de izquierda. Esperemos que los colombianos, cuando sea el momento, tomen el mismo camino a pesar de la impopularidad de la democracia y del gobierno Petro.       

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

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