La Colombia profunda… frase de cajón utilizada tanto por los capitalinos para designar todo aquello que va más allá de Chía como por la izquierda para designar algo etéreo que solo ellos pueden representar, incluso se usa como un escudo: no se puede criticar lo que viene de las regiones que los citadinos consideramos remotas.
Y aunque no pienso negar la necesidad de integrar los territorios, de hacer menos desigual el desarrollo y el derecho que tienen las regiones a ser representadas, yo espero políticos concentrados en los problemas de las ciudades, que son los problemas de la inmensa mayoría de colombianos.
No es una cuestión de desprecio o de soberbia citadina, es un asunto de estadística. Según el Banco Mundial, el año pasado el 81% de la población colombiana era urbana. A vuelo de pájaro, según las proyecciones del DANE del 2019, solo en las 10 capitales más pobladas del país vivían 17 millones de personas.
Claro, si el Estado no llega a cada rincón florece la ilegalidad, las ciudades se colman de desplazados, se pierden grandes oportunidades económicas… Pero no nos dejemos meter los dedos a la boca con ese cuento de las regiones, lo que afecta a las ciudades es lo que afecta a la inmensa mayoría de colombianos. Donde están las personas es donde deben estar, proporcionalmente, los recursos y la atención del Estado y los políticos.