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Andrés Preciado

Homicidios: el milagro incompleto de Medellín

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"La otrora ciudad milagro, que ve hoy cuestionado el modelo de buen gobierno que la hicieran famosa, debe volver a poner el foco en los asuntos más básicos y urgentes de seguridad, y entre ellos, el clamor por no seguirnos desangrando en homicidios sigue siendo el más apremiante."

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En Medellín pese a todo el despliegue mediático que tienen los asuntos de seguridad y del foco gubernamental que ha tenido el manejo local de la siftuación de crimen y delincuencia, el homicidio sigue dominando el podio en los retos por atender, sigue siendo el célebre protagonista de nuestra historia y presente.

Cada alcalde y gobierno se repite en una espiral de atención, manejo mediático, concentración y preocupación por la reducción de la tasa por cien mil habitantes y el número total de homicidios y, a pesar de la reducción importante en una comparación de mediano plazo con los años aciagos del Cartel a principios de los noventa, esa bendita tasa sigue siendo alta en el comparativo internacional y el número total de casos por año no deja de preocupar. Su reducción, cuando se logra, es fragil y las alternativas para controlar el fenómeno se tornan repetitivas e ineficientes en el largo plazo, o al menos no tienen el éxito esperado y deseado.

Un análisis preliminar (con cifras por consolidar) nos muestra un 2021 con deterioro en el homicidio con relación al 2020, pero entendiendo la situación del 2020 como un año de pandemia y comparando con las cifras de 2019 la alerta puede matizarse. En general es un balance que no puede calificarse de exitoso pero dentro de ello permite tomar acciones en 2022 para recuperar el camino hacia la reducción de homicidios.

Los homicidios incrementaron el 9.8% en 2021 con relación al 2020 pasando de 369 a 405, lo que dejó una tasa de homicidios por cien mil habitantes que pasó del 14,3 al 15,7. Mirando el comportamiento mensual, 8 meses del año tuvieron más homicidios que los mismos meses del 2020, preocupa que 3 de esos meses sean los de finales de año. En otros aspectos, disminuyeron de 140 a 126 los días sin homicidios (no consecutivos) entre los mismos años y en total el año 2021 superó la cifra de 400 casos de homicidios, una meta sicológica que era importante mantener a la baja.

Territorialmente hablando, en 13 de las 21 comunas y corregimientos los caso de homicidios aumentaron con relación a 2020. Este es uno de los datos más evidentes del deterioro de la situación de inseguridad medida por esta variable.

Ahora, comparemos con 2019 ¿Por qué con ese año? Porque en términos de apertura económica y social, de vida en general, el 2019 se parece más al 2021 que el 2020. Todos los análisis especializados coinciden en señalar la atipicidad de 2020 para evaluar la disminución o el aumento delictivo, por la pandemia básicamente. Esto pese a que muchas autoridades (las de Medellín entre ellas) dieron como éxitos propios las disminuciones de 2020 que tuvieron más que ver con el encierro que con la ejecutoria pública. Esas mismas autoridades sufren ahora el desprestigio del aumento delictivo de 2020 que se ha dado en las grandes ciudades y en el país en general.

Comparando la cifra total de homicidios en Medellín de 2021 con la de 2019 hay una reducción de 32%, pasando de 593 casos a 405. La tasa de homicidios en 2019 fue de 23,2 mientras que la de 2021 es de 15,7.

Solo un mes, junio, presenta más homicidios en 2021 que en 2019 y en total en 2021 se dieron 126 días sin homicidios (no consecutivos), en 2019 fueron 91 días. Territorialmente hablando en 5 de las 21 comunas y corregimientos los casos de 2021 fueron mayores que los de 2019.

Estas dos comparaciones nos muestran que la reducción de homicidios de 2020 en relación a 2019 en Medellín fue muy significativa, incluso teniendo en cuenta la pandemia. Vale la pena preguntarse qué pasó con esa disminución si en términos generales no disminuyeron los grupos delincuenciales ni las situaciones de intolerancia que derivan en homicidios, al menos no significativamente. Esa pregunta sigue siendo muy importante para la política pública en la ciudad en el futuro.

El comparativo contra 2020 nos deja de evidencia, también, que la seguridad, y los homicidios en particular, eran uno de los pocos aspectos de la gestión pública que no se habían visto afectados, al menos no aparentemente, por la crisis institucional de la ciudad (no me refiero solo a lo que pasa en la Alcaldía sino a la relación de ésta con representaciones civiles). Se perdió el año 2021 en homicidios y así la burbuja en la que permanecían los asuntos de seguridad se rompe un poco y es otro tema más de disputa política.

Es importante recuperar esa reducción iniciada en 2020 con la pandemia y que en 2021, pese al aumento, no llega a los mismos niveles de 2019. La meta debe ser no dejar avanzar el deterioro de 2021. Esto implica reconocer que pese a que el comparativo con las peores épocas de la ciudad puede ser optimista, la agenda de la reducción de homicidios en la ciudad sigue estando vigente y muestra una necesidad imperiosa de mantener el protagonismo y la atención de las autoridades públicas y de la ciudadanía en general.

La otrora ciudad milagro, que ve hoy cuestionado el modelo de buen gobierno que la hicieran famosa, debe volver a poner el foco en los asuntos más básicos y urgentes de seguridad, y entre ellos, el clamor por no seguirnos desangrando en homicidios sigue siendo el más apremiante.

Nota: Agradezco los datos y el trabajo por consolidarlos del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia SISC de la Secretaría de Seguridad y Convivencia de la Alcaldía de Medellín. El SISC sigue siendo un activo invaluable para analizar las condiciones objetivas de seguridad de la ciudad.

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