Hay que volver a mirar al campo

Hay que volver a mirar al campo

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El modelo económico y productivo actual ha permitido el surgimiento de resultados desequilibrados que benefician únicamente a unos pocos, mientras que otros, en particular los productores del campo, reciben muy poco por un trabajo que es sumamente exigente, riesgoso y poco valorado.

Eso es algo que debe cambiar, ya que perpetuar esta dinámica no solo atenta contra la vida y futuro de los campesinos y productores, sino que afecta a toda la cadena de abastecimiento y a la base de la economía. En este sentido, el poder adquisitivo disminuye para la mayoría, la pobreza se incrementa y se desatan una serie de consecuencias que afectan a todo el mundo, tales como el aumento de precios, la disminución en la calidad, la monopolización de los alimentos, el hambre, la pobreza, el desplazamiento y el deterioro ambiental.

Creo que una de las consecuencias más graves que esto genera en la población general, es que comienza a crear burbujas de comodidad que impiden ver la realidad como es, solo por confiar que el sistema funciona porque nos funciona a nosotros, entonces ¿para qué preocuparse?

Pero, por un lado, vale la pena preguntarse si de verdad nos funciona tan bien como creemos, y por el otro, reflexionar acerca de lo que está sucediendo con aquellas personas que tienen menos oportunidades. No porque las cosas vengan siendo de alguna manera significa que así deba seguir siendo o que está bien.

Incluso, esa burbuja va generando un nivel de cinismo y egoísmo, que se ponen por encima de experimentar cualquier tipo de incomodidad. Lo que a su vez va alimentando una perspectiva débil y susceptible como individuos y como sociedad entera, pues estamos dependiendo de unos niveles y estatus que, con el modelo actual, van a ser más difíciles de mantener y asegurar.

Esto viene siendo causa y consecuencia de una profunda desconexión con el campo y la tierra, con el origen de los alimentos y de lo que tenemos a diario, que damos por hechos y por merecidos. La vida en el campo ya de por sí es difícil e implica un montón de retos y limitaciones, que se agravan por esa ceguera e indiferencia que tienen las ciudades.

Por eso la invitación es a devolver la mirada y el valor al campo y la naturaleza, a entendernos como partes de un sistema que es mucho más grande que nosotros y la burbuja en la que vivimos. La medida en la que logremos eso va a determinar dramáticamente el curso de la humanidad en los próximos años. No hay más posibilidades.

Otros escritos por este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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