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Aunque en tiempos políticos todavía falta mucho para las elecciones, parece que está definido que el próximo alcalde será Federico Gutiérrez, otra vez. Cada encuesta que sale confirma la ventaja de cara al segundo que, hoy por hoy, es el impresentable de Juan Carlos Upegui, el risible pretendido heredero de Quintero. Con este panorama, hay varias cosas que quisiera decir.

Lo primero es que sigo con la esperanza de que el segundo puesto, y por ende la curul en el Concejo, no quede en manos del Quinterismo. Con Fico gobernando, lo mejor que le puede pasar a la ciudad es que el Concejo esté lleno de personas rigurosas, serias, críticas pero generosas, que rodeen el ejercicio de construir la Medellín de los próximos años, que representen otras voces de la ciudad, que aporten otras miradas y que, con criterio, se aparten de la aplanadora oficialista cuando sea necesario. Si lo que dicen las encuestas sobre el ganador se cumple, entonces ojalá sea Juan David Valderrama el segundo en las urnas.

Ahora bien, de Creemos y su máximo líder espero que hayan aprendido mucho en los últimos años. Existe el riesgo de ser muy buenos para hacer campaña, pero no tanto para gobernar la Medellín de hoy, que es una ciudad distinta a la que les tocó. Hoy se habla públicamente de indicadores que antes pasaban desapercibidos para la mayoría de las personas, existen veedurías que hacen un trabajo muy serio y que no van a dejar pasar, espero, cosas que antes eran solo un ruido en pequeños círculos políticos.

Es un equipo entrenado, con un alcalde con experiencia, eso se debe notar en el fondo de las intervenciones que se hagan, en políticas públicas complejas que no solamente resuelvan el enorme daño de los últimos 4 años, sino que permita avanzar, en serio, en la solución de problemas históricos en los que nos hemos quedado a mitad de camino. El hambre no da espera, la informalidad apremia, el desempleo de jóvenes y mujeres sigue siendo alarmante, la explotación sexual comercial está desbordada, por mencionar algunos puntos.

Por favor no caigan en la trampa de los aplausos de la galería y en la rentabilidad electoral como único parámetro del éxito del gobierno. El gobernante maduro deberá tomar decisiones impopulares pero necesarias y la tentación del show estará siempre latente porque ha funcionado. Para “recuperar la confianza”, como han dicho a lo largo de la campaña, es necesario también recuperar los hilos que desde hace un par de décadas han unido a las organizaciones sociales con los programas de la administración de los que hicieron parte sin roscas ni trampas, hilos que se empezaron a romper hace más de cuatro años.

Ojalá sepan aprovechar el talento que encuentren en la alcaldía y que no se repita la persecución que lideró y ejecutó Santiago Gómez y que privó a la ciudad de servidores públicos preparados y éticamente incuestionables. Basta revisar experiencias de las entidades que lograron escapar de la guillotina de Gómez, para entender todo lo que pueden aportar personas con años de entrenamiento en temas puntuales de la administración pública.

Finalmente, espero que se dediquen a gobernar a Medellín y no a liderar la oposición nacional al mal gobierno de Petro. No solamente porque en la arquitectura del Estado colombiano las ciudades requieren del nivel central para proyectos estratégicos como el metro de la 80, sino porque la ciudad necesita de un equipo concentrado, con todo su talento y capacidad, en sus múltiples dificultades.

Aquí estaremos para respaldar y cuestionar.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mesa/

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