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He ido reflexionando sobre los problemas del país que, si bien hay muchos que son preocupantes, hay uno en particular que me llama la atención: la polarización. Reconozco que es una situación que se ha presentado en múltiples ocasiones en la historia humana pero que, con base en los avances tecnológicos y de comunicación, ha desbordado cualquier antecedente.

Esta preocupación también me ha llevado a reflexionar sobre cuál puede ser el antídoto natural contra esta problemática. Claramente se podría decir que la solución es ser más tolerantes, o ser más empático; es claro que esta solución, a partir de valores, puede ser buena, sin embargo depender de algunos puede ser muy difícil para plasmar una solución efectiva. Es conocido que los valores dependen de muchos factores externos, tales como la familia, la religión, la educación, entre otros,  lo cual hace difícil encontrar la solución por ese medio.

En ese construir de la solución me encontré con un libro espectacular de Jacqueline Novogratz fundadora de ACUMEN denominado “Manifiesto para una revolución moral”. Este libro, que propone algunas ideas sobre las cuales podemos tener un mundo mejor, hace hincapié en varias de estas ideas dentro de las cuales puede haber una luz para solucionar el problema de la polarización: le escucha.

En una ocasión escuché una frase muy potente en la cual se decía “por algo tenemos dos oídos, dos ojos y una boca”. Esta frase señalaba a partir de nuestras partes del cuerpo que, si tenemos dos oídos y dos ojos, es porque ver, observar y escuchar es la clave para poder, luego, comunicar. Al reflexionar sobre dicha frase, recordé un fragmento del libro recién mencionado donde Jaqueline planteaba que “Debemos aprender a escuchar no solo con nuestro oídos sino con nuestro ser, nuestros ojos, la emoción que sentimos en el otro(…) escuchar profundamente y oír todo lo que no se dice es crucial para ser más conscientes del yo y de los demás”. Es por eso que estoy convencido de que la escucha puede ser un antídoto importante para la polarización.

Pensemos por un momento en lo que sucede en las redes sociales. Una persona pone un tweet con su opinión frente a un tema y la respuesta casi inmediata de todas las personas es atacar por todos los medios posibles. Eso claramente es un ejemplo que muestra muchas problemáticas y contextos, pero ¿no sería más fácil escuchar, leer en este caso y proponer una idea que lo complemente o lo contradiga? O, cuando estamos conversando con amigos o familiares sobre política, no dejamos ni terminar al otro y ya estamos atacando o contradiciendo. La polarización enciende cualquier forma de comunicación.

Estos ejemplos cotidianos evidencian la problemática que se suscita cuando hay polarización, pero la escucha no es sólo un antídoto para la polarización, sino que podría ser la manera en que realmente se puedan encontrar soluciones innovadoras a otros problemas como la pobreza. De esta manera, a partir de escuchar realmente a los que viven en situación de pobreza, podríamos conocer qué necesitan y buscar soluciones.

“Escuchar de forma efectiva puede influir en nuestra forma de percibir a los demás en todas partes”  decía Jacqueline Novogratz en su libro, y no puedo estar más de acuerdo. ¿Cómo cambiaría nuestra forma de relacionarnos si nos escuchamos?, ¿cómo cambiaría nuestra forma de conocernos a nosotros mismos si nos escuchamos?, ¿cómo cambiaría el mundo si nos escucháramos?, creo que cada uno de ustedes que tome el tiempo de leer esta columna puede responder a estas preguntas de manera positiva.

Estamos de acuerdo en el poder que tiene la escucha; démosle el papel que merece en nuestra vida cotidiana y empecemos a ser ese cambio que queremos ver en el mundo. Recordemos que tenemos dos ojos, dos oídos y una boca.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-restrepo-2/

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