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¿En quién creemos?

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Llevamos varias semanas con un ritmo frenético de acontecimientos nacionales, que se tejen en un entramado oscuro difícil de entender: La maleta con plata, la detención de la niñera, los audios de Benedetti, los niños en la selva, la muerte del agente que quería hablar, etc.

La noche en que se publicaron los audios quedó la sensación de haber vuelto a 1994, a Samper, su proceso 8.000 y sus dineros calientes. De los audios hay tres cosas que me parecen sumamente graves y que deberían concentrar la atención nacional exigiendo respuestas:

  1. La plata: ¿De dónde vinieron los 15.000’000.000 de los que Benedetti habla? ¿De Venezuela y Maduro? ¿del Clan Torres (y por eso la referencia a “las torres gemelas”)? ¿Del narcotráfico?
  2. El clientelismo: la acusación de que Prada se robó el ministerio, el señalamiento a Sarabia reclamándole que a ella la puso Alcocer y que ella sabía por qué, y la repartija clientelista de puestos y contratos.
  3. Los topes electorales: ¿La campaña de Petro superó los topes para las elecciones y no reportó ingresos y gastos?

Y si hilamos más fino: ¿qué relación tienen los audios con el escándalo de la maleta con dinero en efectivo? ¿Por qué uno de los testigos clave del caso aparece muerto? Algo que no termina de aclararse permite inferir que sí hay una conexión, aunque aun no se sepa muy bien cuál es.

Por otra parte, pareciera que el pulso no ha terminado: en su Twitter Petro dijo: «Creo entender que le pasa a la mente de Armando Benedetti, acepto sus disculpas, pero debe explicar sus palabras ante la fiscalía y el país.» Pareciera que Petro lo estuviera entregando, pero por lo que dice Benedetti en sus audios, él tiene cómo hundir a Petro contando infidencias de lo sucedido en la campaña, donde fue su escudero y confidente. Resulta curioso que en los audios se escuche solamente la voz de Benedetti, ¿Qué era lo que le respondía Sarabia y por qué no se filtró todo eso? Esa pita hay que halarla.

Ya se solicitó oficialmente a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes que inicie un proceso para investigar estos hechos, abriendo una nueva versión del proceso 8.000, o nuestro propio Watergate. Veremos hasta dónde avanza. Una posible conclusión es que tengamos, por el resto del período, un gobierno arrodillado al congreso, entregando puestos para tratar de salvarse. Sería interesante que pasara el juicio de la comisión de acusaciones al Senado y que fuera juzgado. Me gustaría que pasara algo como lo que pasó con Nixon, un poco de dignidad para las instituciones, y que asumieran el costo de lo que hicieron.

Me causa curiosidad ver qué frase va a elegir Petro para tratar de zafarse de esto cuando avance. Ya tuvimos «fue a mis espaldas», «me acabo de enterar», etc. ¿Qué irá a decir Petro?

Abro un paréntesis que no deja de darme vueltas en la cabeza: pocos días después del escándalo, conocimos el milagro de la aparición de los niños de la selva. Comentándolo con amigos, uno de ellos nos dijo lo siguiente “(…) celebro que esos niños hayan sobrevivido, pero también todo me parece muy muy extraño. ¿Por qué nada más conocemos dos o tres fotos en una era donde todo el mundo tiene celular para hacer videos? ¿Por qué el perro sigue perdido si están entrenados para quedarse ahí cuando encuentran lo que buscan? ¿por qué esa historia justo ahora con los escándalos y malos pasos en el gobierno? esas historias novelescas de las noticias me generan muchas dudas.” Quisiera creer que todo ha sido como lo han presentado… pero, ¿cómo no dudar? ¿En quién creemos en esta era de desinformación y posverdad? Me alegró el corazón saber que aparecieron. En 2013 tuve la oportunidad de viajar al Amazonas y quedarme varios días en la selva. Las historias y lo que se vive allá muchas veces está fuera de la capacidad de explicación que tenemos desde nuestra visión, y cosas que a nuestro juicio son imposibles, no lo son. Allá manda la selva. Ojalá se esclarezca todo, pronto.

Retomo el tema: Hace unas semanas le decía a mis estudiantes que no tragaran entero, y que apenas hacía falta pensar un poco para entender que (casi) todos los presidentes de Colombia se habían elegido con dinero de la mafia, del hampa o de corruptos, incluido Petro.

Pareciera que Petro hubiese vendido sus ideales para llegar al poder, y que sus compradores hoy lo sepultaran. La clase política ha demostrado su capacidad de imponerse cuando juega en su cancha, y ha desactivado la posibilidad de cambio que prometieron en campaña.

Se aliaron con criminales y corruptos y violaron la ley electoral. Lo sabíamos. Tenían ríos de plata. Los vimos. Lo que está saliendo ahora es de dónde venía esa plata. El último chiste fue que el «garante” de transparencia política y contable es uno de los socios de Quintero.

Lo dijimos: como se hace campaña se gobierna. No les importó el precio para llegar y ahora lo están pagando con intereses. El cambio quedó en los bolsillos de Bedoya, Trujillo y Quintero. Que el presidente o el embajador consuman algo es lo de menos. Importancia a lo importante.

Le tocará medir al Petrismo su superioridad moral para juzgar y atacar luego de este escándalo. Cada día que pasan se acercan más al nivel de Samper y su proceso 8.000. Pasarán a la historia como la decadencia de las instituciones.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-jaramillo/

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