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Un grupo de empresarios colombianos estuvieron hace algunas semanas en Valencia, España, en una visita a la Fundación Étnor, organización que promueve la ética en los negocios y la confianza empresarial como activos sociales rentables y diferenciadores. Comparto algunas ideas luego de una conversación sostenida con Adolfo Eslava, Decano de Artes y Humanidades de Eafit y líder de la misión empresarial.

Como depositarias de confianza, las empresas de todos los tamaños y de todos los sectores están llamadas no solamente a generar riqueza, empleos y salarios justos. Su papel es mucho más importante, trascendental y definitivo. En palabras de Adela Cortina, «Las empresas tienen una especial responsabilidad para hacer posible una sociedad más justa, local y global».

El rol de las empresas no se agota en lo económico, son fundamentales para generar cohesión social, debates y consensos. Son determinantes para el cuidado del medio ambiente, la democracia y la promoción de la libertad. Las empresas no solamente son personas jurídicas, sino empresas ciudadanas y su papel es protagonista en el progreso, bienestar y cuidado de la sociedad moderna futura.

En Medellín y Antioquia, un discurso antiempresas ha hecho carrera y mucho daño. Con habilidad maniquea e intención destructiva, el alcalde Daniel Quintero ha mentido y confundido a la opinión pública reiteradamente, promoviendo el odio hacia las empresas y hacia los líderes empresariales. Olvida y desconoce que según cifras del DANE y resaltadas por Medellín Cómo Vamos en el Kit para candidatos a cargos de elección popular en Medellín 2024-2027, el 97% de los empleos formales en Medellín son generados por el sector privado: empresas y negocios, emprendimientos y capital de inversión, que a pesar de las calumnias políticas, siguen creyendo en la ciudad, confiando en sus habitantes y generando valor.

Estas posibilidades laborales, más la recuperación del tejido empresarial, le permiten a la ciudad disminuir sus tasas de pobreza monetaria y le permiten ubicarse entre las primeras capitales del país en términos de empleo formal. Además, la confianza en las empresas sigue creciendo en el país, como lo afirma con vehemencia el último informe de Edelman Trust Barometer de 2023: «En Colombia, la única institución confiable son las empresas», con 68 puntos de confianza, por encima de las ONGs, el Gobierno y los Medios de comunicación en último lugar. Basta con darle una mirada a este informe para rescatar el valor de las empresas sobre el principal activo social que tenemos: la Confianza.

Estamos a 4 meses de elecciones locales y regionales, y las empresas ciudadanas no deberían alejarse de la realidad porque es el momento para el coraje: no de enojo, sino de valor que viene del corazón. Es momento para aportar ideas, escuchar argumentos y proponer conversaciones y, si desean, respaldar candidatos. La forma más transparente de hacerlo es dialogando. Los líderes empresariales no deberían esconderse del debate público, sino recordar su importancia como depositarios de confianza social y constructores de mejores acuerdos públicos. Esto sería lo ético.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juanes-restrepo-castro/

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