Todos atesoramos en la memoria a aquellos maestros que con su ejemplo y sus palabras marcaron nuestro camino. En mi caso, han sido muchos los educadores que han dejado huella, pero en especial conservo con gratitud las conversaciones con el profesor Belarmino, docente de Filosofía, quien en medio de la barbarie de la guerra en la Comuna Trece, me escuchaba con paciencia y me alentaba a seguir en la escuela. De igual manera, valoro profundamente las enseñanzas de Lina Saldarriaga, una maestra de quien aprendí algo esencial: ante las situaciones retadoras, es válido no sentirse bien, porque en la honestidad con nuestras emociones se encuentra la oportunidad de crecimiento y transformación.
Queda claro que los grandes maestros no solo transmiten conocimientos, sino que nos enseñan con su ejemplo a vivir con sensibilidad, empatía y propósito. Aprendemos de ellos no solo lo que está en los libros, sino lo que significa acompañar a alguien en su proceso, brindarle confianza cuando la incertidumbre golpea y fortalecer el carácter sin perder la ternura. A veces, el aprendizaje ocurre en el aula, otras veces en un pasillo o en una charla sincera sobre la vida.
No obstante, la figura del maestro como cuidador en las escuelas públicas del país corre el riesgo de sentirse solo, de estar sobrecargado de responsabilidades y, en el peor de los casos, de colapsar. Prueba de ello fueron las más de 31.000 quejas y reclamos interpuestos ante la Superintendencia de Salud durante el 2024, relacionados con el acceso deficiente a servicios de salud y atención psicosocial. Es imperativo garantizar los servicios integrales de salud para los maestros, pues sobre ellos recae una responsabilidad que, sin el respaldo adecuado, puede tornarse inmanejable.
Como respuesta a la crisis, el desarrollo de habilidades socioemocionales (HSE) tiene el potencial en la escuela no solo de complementar el currículo, sino de fortalecer el bienestar de estudiantes y docentes al mejorar el clima escolar. Este proceso debe ser bidireccional, permitiendo que tanto maestros como estudiantes aprendan a cuidarse mutuamente. Según el marco CASEL (Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning), las HSE como la autoconciencia, la autorregulación, la empatía y las habilidades sociales tienen un impacto significativo en la salud mental. Estas competencias ayudan a gestionar emociones, fortalecer relaciones interpersonales y fomentar un entorno de aprendizaje más equitativo.
Pienso en los docentes que ya no están y nos dejaron su mejor legado. Pienso en quienes seguimos en las aulas enfrentando la incertidumbre, pero con la certeza de que todo se trata de poner en práctica aquello que mejor sabemos hacer con los demás, pero poco con nosotros mismos: ser compasivos. Gracias a todos los maestros que, dentro y fuera de la escuela, cambian el mundo con pequeñas acciones. Todos tienen 5.0.
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