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El mandato del próximo alcalde de Medellín

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Durante los últimos cuatro años, Medellín ha tenido que padecer el que tal vez puede ser ya considerado como el peor gobierno de su historia reciente. Como respuesta, cada vez toma más fuerza la idea de una coalición amplia, liderada por Fico. Y sí, a Quintero hay que ganarle, pero no debería bastar solo con eso, porque la recuperación de la ciudad va más allá del cambio de alcalde. Como en cualquier periodo de crisis, de esta se pueden extraer algunos aprendizajes fundamentales para que el próximo gobierno no se quede únicamente en el mandato de sacar a Quintero, sino que lo aproveche para liderar la recuperación de la confianza y el tiempo perdidos.

Un primer elemento, si se quiere, exigible al próximo alcalde de Medellín, en cuanto a la forma de gobernar tiene que ver con las calidades y cualidades de su equipo. Debe garantizar que el gabinete que lo rodea sea suficientemente robusto técnicamente, que por supuesto esté en capacidad de sacar adelante la agenda del alcalde pero que también tenga la capacidad de decirle que no cuando sea necesario. Quintero se rodeó de un gabinete muy inestable, conformado en su mayoría por amigos suyos, inexpertos y muy débiles técnicamente. El próximo alcalde debe hacerlo distinto.

Si el alcalde se rodea de un gabinete robusto técnicamente y confía en él, tendrá la posibilidad de evitar incurrir en alcaldadas. Para recuperar la confianza en el gobierno de Medellín, el próximo alcalde debería concentrarse más en las soluciones de fondo frente a los problemas y no tanto en su imagen o en el show personalista. Muchas decisiones de Quintero parecen estar orientadas más por una estrategia comunicacional, para alimentar a su audiencia, que por un proceso técnicamente riguroso de toma de decisiones.

En cuanto a la manera de gobernar, el próximo alcalde debería construir una relación con el Concejo de la ciudad, basado en el respeto. Algo bueno, durante estos casi cuatro años, es que vimos a varios concejales realizando un control político serio, riguroso y con independencia. El próximo alcalde debe tratar con respeto a la oposición en el Concejo, a las veedurías ciudadanas y a los colectivos de activistas. Quintero y su gabinete han sido, en general, bastante irrespetuosos y temerarios con los concejales de oposición. 

En este sentido, algo positivo de este periodo fue la aparición de iniciativas como la veeduría ‘Todos por Medellín’ que ha resultado fundamental para poner en conocimiento de la opinión pública una serie de actuaciones cuestionables del actual gobierno. La veeduría debe mantenerse, así se vaya Quintero, porque entre más ojos pendientes de la administración de lo público, mucho mejor. El próximo alcalde debería ver a la veeduría y a iniciativas como Medellín Cómo Vamos, como aliadas y no como enemigas.

En cuanto a la relación con los medios de comunicación, el próximo alcalde debe ser mesurado en el manejo de la pauta y debe recuperar la credibilidad de Telemedellín. Es evidente que Quintero utilizó el canal de una manera indebida como un instrumento de propaganda política en su favor. El próximo alcalde debería garantizar que el canal esté al servicio de la ciudadanía y que cumpla con un propósito de cualificación de audiencias y no como un simple altavoz institucional. 

Otro punto fundamental para recuperar la confianza tiene que ver con la transparencia en la contratación estatal. De nada sirve cambiar a Quintero si no se cambia la manera en la que este gobierno ha manejado la contratación directa y la manera poco transparente en la que se han adelantado procesos como el de la alimentación del programa ‘Buen Comienzo’. El próximo alcalde debería tomarse muy en serio las denuncias en materia de contratación y ser garante de que, en su administración, ni sus amigos ni los clanes políticos serán contratistas privilegiados.  

En este sentido, la recuperación de la confianza tiene que ver también con la eficacia de la inversión pública. Claro, a los alcaldes, en general, les fascina inaugurar obras de infraestructura, pero pocas veces se detienen a pensar en su mantenimiento. El próximo alcalde de Medellín debería priorizar las adecuaciones de la infraestructura educativa y cultural antes de aventurarse en construir más y más.

A cinco meses de las elecciones, los candidatos a la alcaldía deberían estar suficientemente enterados del panorama fiscal de la ciudad para los próximos años. Quintero deja las finanzas públicas con una mayor inflexibilidad de lo que las recibió y esta condición debería ser tenida en cuenta por los candidatos y sus equipos al momento de elaborar sus propuestas y sus programas de gobierno.

Habrá que hacer ajustes en las destinaciones sectoriales de los presupuestos y estos deberían hacerse con base en las necesidades reales de la ciudad. Habrá que hacer renuncias. Habrá que dar la cara y explicarle a la gente. Habrá que revisar con lupa el desastre que deja Quintero tras de sí, pero, sobre todo, habrá que hacerlo distinto a como lo hizo Quintero. A Quintero hay que ganarle, pero también hay que gobernar distinto.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-silva/

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