El Acontecimiento

Vicky Dávila dijo en una entrevista en mayo que “el aborto no debería ser, a mi juicio, por ejemplo, un sistema anticonceptivo: más bien toma pastillas, eso es distinto, pero si tú te tienes que hacer un aborto, seis abortos…”.

Y como lo dijo en mayo, seguro ya pasamos del tema, pero Vicky desinformó con sus palabras: el aborto no es un método anticonceptivo.

ColombiaCheck y Volcánicas hicieron fact checking: falso.

Con el aborto no se previene un embarazo, se interrumpe. Los dos medios citan al movimiento Causa Justa: la sugerencia de que el aborto puede ser usado como “método anticonceptivo es una forma de estigmatizar un derecho y obstaculizar la autonomía reproductiva”.

Vicky usa su ejemplo personal: que a su primer hijo no lo esperaba, pero lo acogió desde el primer momento. “Nunca he abortado, nunca aborté, y eso te dice mucho”. Claro, nos dice mucho de su privilegio y de que no está pensando —o no lo sabe— que la decisión de abortar de muchas mujeres pasa por temas fundamentales y profundos: la violencia, la pobreza, la desigualdad, las condiciones sociales, ser parte de una población vulnerable. Y que es un derecho.

En Colombia Check citan a Margarita Martínez, coordinadora de la línea de género de Dejusticia, quien dice que la afirmación de Vicky siembra la idea de que las mujeres abortamos por capricho o porque sí.

A veces no entiendo por qué somos tan reduccionistas o facilistas, dónde están los argumentos para sugerir que alguien quiere someterse a un aborto porque sí.  

Vicky dice que cuando tenía 24 semanas, el niño se te mueve y que ahí ya hay una persona. También que respeta las regulaciones, aunque no comparta muchas cosas. Podemos unir las ideas justamente con la sentencia de la Corte: el aborto está despenalizado hasta la semana 24. Según Profamilia, solo el 1.2 % de quienes abortaron el año pasado tenía más de 24 semanas. Ocho de cada diez, de un total de 56.000 mujeres, lo hicieron por métodos farmacológicos antes de la semana 12 de gestación. Es decir, lo de las 24 semanas son los casos excepcionales.

Hay una cosa que sí es importante de lo que dice la candidata: “Hay que educar a los jóvenes y a los muchachos”. Claro, y a ella y a todas las personas, debería ser un programa fundamental en nuestra educación sexual, para no desinformar, decir cosas con imprecisiones, ser tendenciosos. Por supuesto que es una discusión profunda, difícil y compleja, Vicky, y por eso hay que darla, con claridad, con certezas, con información correcta, sin estigmatizar, con conocimiento, sobre todo de parte de quienes quieren ocupar cargos de poder.

Y pues no hay que pasar por un aborto para sumarnos a causas importantes para las mujeres y sus libertades.

Podría(mos) empezar por leer a Annie Ernaux, la Nobel de literatura francesa, y su libro El Acontecimiento, una novela autobiográfica sobre cuando abortó de manera clandestina e ilegal en Francia, en 1963. También hay película.

Tenemos que exigirles más a los políticos que quieren ser presidentes. Es fácil que digan cosas que resuenan —la periodista de la entrevista con Vicky decía sí, sí, y ya está—, pero aunque sea difícil con tanta sobreinformación, cada cuatro años nos jugamos el país, y hasta ahora hemos sobrevivido a malos gobiernos, pero a costa de qué. La responsabilidad política también es nuestra. No podemos dejarnos confundir, aceptar menos de lo que merecemos. Tragar entero sobre temas esenciales, sobre nuestros derechos ganados.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/monica-quintero/

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