Desde el río hasta el mar

Este domingo 31 de agosto partió desde el puerto de Barcelona la primera ola de la Flotilla Global Sumud, con activistas y ayuda humanitaria hacia Gaza. A lo largo de los siguientes días se espera que se sumen más barcos salidos de puertos como Génova, Sicilia, Grecia y Túnez, para conformar un convoy de cerca de cincuenta embarcaciones. No sabemos cuál será la reacción de Israel ante esta acción, tan llena de dignidad tras la brutalidad asesina de un genocidio que pasa ante la mirada indiferente —y la animadversión— del mundo.

La acción mundial por Gaza es una iniciativa social que nos recuerda que los hacedores del futuro somos las personas, más allá de las instituciones, el poder y las fronteras. Mientras existan en el mundo seres bondadosos capaces de embarcarse al otro lado del planeta a enfrentar la maldad de un Estado genocida, habrá esperanza. Mientras existan personas que todavía crean, de manera irrestricta, en la defensa de la vida y la colectividad, habrá posibilidades de resguardar el corazón de toda la humanidad.

Algunos mirarán con banalidad, con el tamaño de las cosas cotidianas y triviales, que se sienten lejanas desde el sofá, que no conciernen. Y es a pesar de aquellos que Gaza todavía resiste al exterminio; es a pesar de ellos que los hijos palestinos todavía nacerán en un territorio libre y soberano. Estamos en un contexto que no admite neutralidad ni quietud: implica, en cambio, toda la ternura y el amor posible para devolver la armonía a una sociedad que agoniza.

Cada alimento y medicamento que llegue a Gaza será una victoria de la humanidad. Cada voz que se alza por Palestina se convertirá en una consigna contra la muerte.

Hasta que ninguno se mantenga inerme ante el genocidio: desde el río hasta el mar (min al-nahr ilaa al-bahr), Palestina será libre.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/sara-jaramillo/

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