De UN rector

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Volvieron a elegir un rector para la Universidad Nacional diferente al que ganó la consulta. Esta ultima semana el Consejo Superior Universitario designó como rector al profesor José Ismael Peña para el periodo 2024-2027, marcando la continuidad del proyecto de la rectora saliente, Dolly Montoya (de quien Peña fue vicerrector), y de la polémica tradición de elegir una candidatura diferente a la ganadora de la consulta que se realiza a estudiantes, egresados, docentes, exrectores y trabajadores.

El profesor Leopoldo Múnera, quien fue de lejos la opción más votada en la mencionada elección, partía como favorito días previos a la sesión extraordinaria del CSU, no solamente por el empujón de la comunidad universitaria, sino también por su cercanía histórica a Gustavo Petro y su proyecto político. Muchos dábamos por descontado que el presidente, iba a ungir a Múnera como rector, sumando además los votos de los representantes de los estudiantes y los profesores, quienes se habían comprometido púbicamente a votar por la opción que ganara la consulta.

El Gobierno Nacional, que además de presidir el CSU cuenta con 3 votos (ministra de Educación y dos delegados del presidente), anunció una posición que seguía esa misma promesa, votarían en todas las universidades públicas por aquellos candidatos que hubiesen cosechado la mayor cantidad de apoyos en las consultas (aunque en la Universidad de Antioquia faltaron a esa promesa). Sin embargo, el día de la elección la polémica se avivó por la designación del profesor Peña, quien quedó en el tercer lugar de la consulta. Las redes enardecidas exigían respuestas a un CSU que había votado por mantener en secreto las decisiones de sus miembros en esa sesión, esto alegando unas supuestas amenazas que habrían sufrido varios consejeros, presionándolos para votar por Múnera (según denuncias posteriores de ellos mismos).

La presión fue tanta que, al final, las representaciones de estudiantes y profesores emitieron comunicados individuales explicando lo sucedido. El exrector Ignacio Mantilla -matemático y representante ante el CSU de quienes habían antecedido a Montoya frente a la Universidad- propuso que votaran con un modelo basado en la teoría de juegos, eliminando en rondas a los candidatos menos votados para, al final, poder elegir por unanimidad al último de ellos. Toda una jugada de ajedrez.

El Gobierno no solo aceptó ese modelo, sino que participó en el mismo, permitiendo que Múnera fuera eliminado en la segunda ronda y que Peña fuera electo. Un tiro en el pie podría pensarse.

Ahora bien, esta elección es una ventana oportuna para repensar el modelo de elección de los rectores de las Universidad Públicas del país. No es justo realizar una consulta que en cada oportunidad y en cada universidad se burla para elegir otro candidato, no es justo que las Rectorías se conviertan en botines políticos -y menos aún, politiqueros- para que el presidente, gobernador o alcalde de turno pueda aumentar su burocracia de cuenta de los agonizantes presupuestos de las Instituciones de Educación Superior. En Colombia existe, por fortuna, la autonomía universitaria, y la única forma de profundizarla es respetándola desde la cabeza de las IES.

La reflexión debe ser profunda ¿Por qué la Rectoría debe ser un botín para unos u otros? Es vergonzante escuchar movimientos políticos presionando con paros una elección como esta, es vergonzante asistir a juegos de ajedrez entre los poderes que buscan ceñirse sobre el presupuesto universitario. Es vergonzante cuando las universidades ven caerse a pedazos sus infraestructuras, cuando tienen congeladas hace décadas sus plantas profesionales, cuando las investigaciones se están rezagando frente a los demás países de la OCDE, cuando los programas de bienestar universitario se ven insuficientes.

Es hora de respetar la academia, es hora de engrandecerla para que nos cobije a todos.

¡Ánimo!

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/

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