Cosas de otro mundo

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El presidente Petro vive en un universo paralelo. En este espacio imaginario, el mandatario gobierna en nombre de la justicia, no solo a Colombia, sino a los pueblos libres del mundo. Su archienemigo, dirige el universo del norte, y ha dejado claro que no tolerará en sus territorios la presencia de ciudadanos ilegales, en particular los provenientes de micro planetas comunistas. Como respuesta, desde el petroverso se envió un mensaje a la velocidad de la luz donde se sentenció que el virus del amor sería esparcido en los confines de la galaxia.

Las características de los habitantes de los dos universos son más similares de lo que se creía. Tanto los ciudadanos del norte, como los del sur, cansados de la democracia selectiva de los últimos tiempos, decidieron elegir la opción que les devolviera, en el caso del norte la grandeza como nación y en el caso del sur la esperanza y la justicia. Sus gobernantes, en apariencia distintos por su ubicación en la geopolítica galáctica: norte – derecha; sur – izquierda, terminaron dirigiendo de la misma manera: autoritaria y aplastante contra sus contradictores.

El fundador del petroverso, obstinado por marcar la diferencia, decretó que su nación sería conocida como el corazón del mundo; por su lado, su contradictor aseguró que el norte es la cabeza que da las ordenes en el cosmos. Dichas metáforas, útiles para las disertaciones cocteleras fueron puestas a prueba con los últimos acontecimientos entre ambos estados.

El líder estadounidense fiel a su nacionalismo cultural, misoginia, racismo y xenofobia; empacó cual carga al vacío, a cientos de ciudadanos del sur, que después de una odisea en el espacio, no encontraron el sueño prometido, sino, un enorme agujero negro que absorbió de un tajo el derecho de existir en el mundo sin ser señalados de ilegales. Es imperativo resaltar que ser migrante no es sinónimo de ilegalidad y en ninguna circunstancia se podrá vulnerar sus derechos humanos. No obstante, dos naves repletas de hombres, mujeres y niños fueron enviadas desde la gran nación al país de la belleza, que dicho sea de paso, sigue sin levantar cabeza tras el armagedón que representó la situación en el Catatumbo.

El presidente Petro, sin pensarlo dos veces, o sin pensarlo de golpe, hizo una demostración de poder por la red social X, para ello utilizó la dialéctica extraterrestre, mejor conocida como el arte de los lideres espaciales, argumentando las decisiones sin precedentes tomadas hacia el imperio del norte. Las fuerzas del bien, constituidas por planetas con orbitas antihegemónicas, no tardaron en manifestar su apoyo al petroverso, utilizando X para rechazar los tratos inhumanos que los tiranos les imponen a sus ciudadanos. Para los opositores marcianos de la izquierda latinoamericana, dicha queja es un típico acto de incoherencia por parte de los mandatarios, en la medida que, por un lado vociferan no estar de acuerdo con las políticas norteamericanas, pero por el otro lado adoran sus redes sociales, al punto de perder el sueño e iniciar una pelea entre dos mundos.

Era claro el panorama: dos potencias enfrentadas,  por un lado, la nación más poderosa del mundo e históricamente temida por los pueblos; la otra, bautizada por el presidente Petro como una potencia de la vida, y dependiente de las ayudas que por más de 30 años el universo norteamericano ha enviado a Colombia en áreas fundamentales, como el proceso de paz, la lucha contra las drogas y la migración.

Paradójicamente, fue esta última área la que sacó de orbita la relación entre ambos países. Para el petroverso era inadmisible que las naves repletas de ciudadanos en calidad de migrantes aterrizaran atados de pies y manos como delincuentes. Así que las devolvió. Conocedores del tema, tildan al mandatario colombiano como un lunático, no por su rechazo a los tratos degradantes hacia los connacionales; sino por las respuestas poco técnicas y sin mayor cálculo político que provocaron la respuesta inmediata de su homólogo del norte.

El ataque se concentró en el componente económico, sus armas se activaron al 25% y los expertos proyectaron pérdidas incalculables en la cadena de exportaciones, afectando principalmente los empleos de menor rango. Como si no fuera poco, se cancelaron todas las citas para la obtención de las visas interestelares, provocando el pánico colectivo. Sin más remedio, el gabinete del petroverso activó los protocolos diplomáticos, y en menos tiempo de lo que se demora la tierra dando una vuelta completa sobre su eje; Petro tuvo que recular. Las naves del universo del norte llegaron cargadas con seres humanos con dolores tan profundos como el mismo espacio, por este motivo, el mínimo acto de empatía hacia ellos será recibirlo como propios y no como extraterrestres.

Las ficciones de los mandatarios autoritarios: de derecha o de izquierda; del norte o del sur,  no tienen fin. El universo donde viven está a años luz del que habitan sus ciudadanos, quienes cansados de la democracia amañada y las injusticias, son atraídos por las fuerzas destructivas de los devora mundos; esos lideres mesiánicos que no se cansan de girar en su propio eje prometiendo retornar la grandeza de los Estados Unidos; o unir desde Colombia a las Américas, como lo soñó Simón Bolívar.

Se especula que en el multiverso existe un Donald Trump que reconoce la diversidad, canta vallenato y come tamal; en simultaneo, existe un Gustavo Petro que juega golf, le gusta el petróleo, no le parece aburridor viajar a los Estados Unidos e invita a su archienemigo, ahora del sur, a tomar whisky aunque tenga gastritis. Cosas de otro mundo.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-carlos-ramirez/

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