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La fallida designación para Colombia de la sede de los Juegos Panamericanos 2027 que se iban a realizar en Barranquilla, no solamente representan una pérdida importante de recursos que se esperaba llegarían por cuenta de la realización de las justas deportivas, significa, principalmente, la imposibilidad de mostrar al mundo el proceso de transformación de la ciudad en los últimos años.
A finales del siglo XX, con el auge del neoliberalismo, comienza la instauración en la administración pública de prácticas traídas del sector privado, como por ejemplo la planeación estratégica. Históricamente, la planeación estratégica tiene su origen en el campo militar, sin embargo, con el desarrollo del capitalismo durante todo el siglo XX esta práctica fue instaurada en el ámbito empresarial. Quienes han trabajado en empresas privadas saben que generalmente éstas cuentan con un plan estratégico que reformulan cada cierto tiempo y orienta las acciones de la organización en el mediano y largo plazo. En la década de 1980 está herramienta comenzó a ser promovida por la Harvard Business School en las entidades del estado, como una tendencia para reorganizar la gestión pública.
Diferentes alcaldías en Estados Unidos comenzaron a formular y gestionar planes estratégicos para las ciudades, que desde entonces pasaron a ser administradas no como una entidad pública sino como una empresa privada. Sin embargo, a nivel internacional el caso más representativo de esta tendencia fue una ciudad europea, Barcelona (España). En 1988 la capital de Cataluña, bastante aporreada durante la dictadura de Francisco Franco, con el fin de salir de la crisis que atravesaba, formuló el “Plan Estratégico Económico y Social de Barcelona” a partir del cual comienza una importante transformación de la ciudad que se extiende hasta nuestros días. ¿Quien no reconoce a Barcelona como una ciudad importante en el contexto europeo e internacional? Este caso de estudio, en términos de planeación urbana, se le conoce como el “Modelo Barcelona”.
Pues bien, una de las oportunidades que tuvo Barcelona de mostrar al mundo su transformación fueron los Juegos Olímpicos de 1992, los cuales pasarán a la posteridad, entre muchas cosas más, porque permitieron posicionar a la ciudad en el contexto internacional.
En América Latina no fuimos ajenos a esa tendencia y en la década de 1990 ciudades como Río de Janeiro, Buenos Aires, Bogotá, entre otras, también formularon sus propios planes estratégicos por primera vez, en muchos casos asesorados por urbanistas y centros de pensamiento catalanes. En Medellín, por ejemplo, se formuló el “Plan Estratégico para Medellín y el Área Metropolitana” entre 1995 y 1998. Este plan contenía un conjunto de programas y proyectos a desarrollarse al año 2015, los cuales, en unos casos mejor que en otros, permitieron orientar de forma general los planes de desarrollo de 5 y podríamos decir que hasta 6 administraciones municipales. Medellín pasó de ser la ciudad más violenta del mundo en 1991 a ser la más innovadora en 2011. Hoy la ciudad es un referente internacional en procesos de transformación urbana. Quienes hemos estudiado temas de ciudad en otros países sabemos que el “Modelo Medellín” es un caso de estudio obligado en temas de urbanismo en América Latina en el siglo XXI.
Pues bien, al igual que lo hizo Barcelona, la oportunidad que tuvo Medellín de mostrar su proceso de transformación al mundo fueron los Juegos Suramericanos en 2010, cuando vinieron personas de todos los países de América del Sur y de otros países, como participantes, periodistas, organizadores, visitantes, etc. que además de dinamizar la economía con sus recursos, pudieron apreciar el cambio de la ciudad, cuyo impacto se extiende hasta nuestros días.
Las ciudades que compiten a nivel internacional para obtener la sede de un evento de estas características lo hacen como un punto de llegada en un largo recorrido, más que como un punto de partida, lo hacen para mostrar al mundo no tanto lo que harán, sino lo qué han hecho, como lo hizo Barcelona en su momento y Medellín hace más de una década.
Eso es precisamente lo que no va a poder hacer Barranquilla, una ciudad extraordinaria que ha cambiado en los últimos años, que desde hace unos años ha tenido a Barcelona como colaborador para adelantar sus propios procesos de planeación estratégica, que también empieza a ser un referente latinoamericano en términos de transformación urbana, que esta semana precisamente celebró su Carnaval, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad según la Unesco, y que por estos y muchas cosas más ha vuelto a ser la puerta de oro de Colombia.
Barranquilla se quedó sin mostrar al mundo su proceso de transformación urbana porque el gobierno nacional anterior o el actual, o los dos, no es el interés de esta columna buscar culpables, no cumplieron con los compromisos adquiridos con la organización de los Juegos Panamericanos. Una pena para las finanzas de la Alcaldía, como ya lo han dicho muchos, pero sobre todo para los barranquilleros, para la ciudad que se quedó sin mostrar.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/