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El odio que Petro siente por Antioquia ha despertado un león dormido, y la propuesta de una Antioquia federal está dejando de ser una especie de leyenda, para convertirse en una realidad que moviliza a cada vez más personas. Tan tangible es, que el gobernador Andrés Julián Rendón tiene todo listo para poner a marchar un referendo que haga real la posibilidad de la autonomía fiscal de los departamentos.
Sí, departamentos en plural, porque aunque para Antioquia es bastante desigual recaudar cada año 30 billones que se le giran al gobierno nacional, para que luego solo nos retornen 5, resulta que es la misma realidad de 27 de los 32 departamentos. Mejor dicho, el centralismo es un tumbis para todas las regiones. Por eso no es extraño que una de las líderes del comité promotor del referendo sea Vanessa Mendoza, una mujer afro y chocoana, pues esto no se trata ni de razas, ni de independizarse, ni de cuentos de supremacía, sino de encontrar un mejor arreglo para todo el país.
Algo podemos aprender de España, el independentismo catalán pasó de tener cientos a millones de adeptos a raíz de la negación en 2010 del Estatuto de Autonomía, derivando en un conflicto costosísimo para ambas partes. Lo mejor que le puede pasar a Colombia es renegociar un nuevo acuerdo con las regiones, y aplicar – por fin – la descentralización; lo peor que le puede pasar al país es desoír estos reclamos.
La propuesta de Rendón busca modificar el artículo 298 de la Constitución, para que sean los departamentos (y no la Nación) los competentes para gravar renta a las personas y empresas de su territorio. Lo que, de aplicarse, duplicaría el presupuesto de Antioquia y de buena parte de los departamentos colombianos. El primer paso es recoger 2 millones de firmas que, teniendo en cuenta los ánimos del país, creo que es una cifra viable y superable.
No faltan los argumentos en contra diciendo que los recursos en las regiones serían víctimas de la corrupción, pero ni que el gobierno nacional estuviera exento de malos manejos. También dicen que esta medida sería injusta con las regiones más pobres, pero tras décadas de centralismo ¿De verdad les parece que ese modelo ha traído justicia a los lugares menos desarrollados?
Por el contrario, es un incentivo bastante positivo para un departamento volverse atractivo para empresas y personas de altos ingresos que se establezcan allí y dejen sus impuestos en la región. Además, es mucho más cercano para un ciudadano hacerle control a la política regional que nacional.
Mejor dicho, un fantasma recorre Colombia: el fantasma de la descentralización.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/