Al DIM

He escuchado en varias oportunidades que ser hincha del DIM es una posición ética frente a la vida, una especie de reafirmación de unos principios intrínsecos a la lealtad, el desinterés y el amor.

Cuando pisé una cancha por primera vez en mi vida, no dimensionaba lo que venía: semestres llenos de malas rachas, juegos mediocres y un sinfín de dolores por los subcampeonatos. Y es que lo que nadie te dice de ser hincha del DIM es que, de manera rotunda, debés acostumbrarte a esperar y aprender a amar ese camino vertiginoso del que nunca sabés cómo vas a salir realmente, con la única certeza de que estarás ahí, pase lo que pase.

Ser El Equipo del Pueblo no son solo palabras pronunciadas aleatoriamente. A diferencia de equipos que tienen mucho por mostrar en los vitrales y pavonearse ante el mundo con un aire de egolatría impostado, el Medellín no es un equipo sobresaliente ni ganador, casi en ningún sentido. Tenemos las mismas seis estrellas y un montón de casis acumulados que nos hacen revolcar de dolor. Sin embargo, acompañamos con fervor, con rabia, pero siempre con la consciencia de que el equipo va más allá de sus jugadores, sus dirigentes y la mafia obscena del fútbol. Somos felices sin ser favoritos, y acudimos al reencuentro con la ilusión de que, en algún momento —sin saber cuándo ni por qué—, volvamos a saborear la gloria.

Este domingo, tan solo quince días después de haber perdido la séptima con Santa Fe, salimos al reencuentro con el equipo de nuestros amores, con la rabia inmensa de quien se sabe perdedor de sus propios artilugios, a descargar la ira de Dios sobre alguno de los que aquel 29 de junio salió a caminar la cancha. Hubo más silencio que cántico, y más catarsis que gritos de gol. Con la tristeza de quien aún no se ha levantado de tantas derrotas, solo me queda esperar, con fortaleza, tesón y un amor desbordado que se siente hasta los huesos.

Volverlo a intentar, juntos, y resistir todo lo que se pueda en ese camino, con toda esta tristeza acumulada en el pecho.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/sara-jaramillo/

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