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Los problemas de movilidad en Medellín

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El manejo del transporte en el país, y de manera particular en Medellín, ha dejado mucho qué desear en cuanto a las medidas que se han tomado para, supuestamente, mitigar los impactos que trae la cantidad tan absurda de vehículos que pasan por las calles todos los días y por la contaminación que eso representa (no solo del aire).

Basando las medidas en controles laxos, restricciones incompletas y falta de alternativas reales, se genera el hecho de que cada vez más personas prefieran montarse en un carro con las ventanas cerradas y el aire acondicionado al máximo. Además, las implicaciones sobre productividad, eficiencia, tiempo y salud mental que no se consideran, son las que terminan también dilapidando los esfuerzos y haciendo el problema algo cada vez más incontrolable.

Creo que aquí, como en muchas cosas, estamos intentando solucionar el problema atacando unos cuantos síntomas, pero la raíz permanece: no hay alternativas seguras, confiables y capaces para permitirle a las personas bajarse de sus carros y adentrarse en la ciudad como parte de ella. Mientras sea más difícil (y costoso, en algunos casos) coger una bicicleta, andar en bus o caminar, va a ser casi imposible hacer la transición que sí o sí tenemos que hacer.

Para los que nos atrevemos a andar en bici, nos damos cuenta fácilmente que la ciudad parece hecha para que no se pueda pedalear: es difícil encontrar lugares seguros para dejarla; las vías son escasas, peligrosas y mal usadas por peatones, carros y motos; no hay normas claras de movilidad.

Es evidente que el sector transporte manda en esta ciudad y que es mejor darle privilegios a esos pocos que controlan las flotas y las ventas de vehículos. A eso se le suma el deterioro de EnCicla y lo difícil que es andar en bici; al estancamiento e ineficiencia del transporte público y a la facilidad absurda con la que se puede conseguir moto o carro.

Esta situación sí o sí debe pasar por las manos de todos, pues no es solo una cuestión de políticas y cambios estructurales en la ciudad, sino también de la disposición individual a aportar a un problema que se sale de control y que ya nos está afectando a todos.

Si no exigimos condiciones más adecuadas y no nos comprometemos con esa transformación, los de siempre van a seguir controlando cómo nos movemos, sin importar mucho las consecuencias que esto genera.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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