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Daniel Restrepo

Una golondrina sí hace verano

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En la cotidianidad cultural colombiana, especialmente paisa, se usa la expresión una golondrina no hace verano para significar que no se puede sacar una conclusión o determinar como regla general algo porque se presente una sola vez, o que un indicio no puede asegurar algo. En algunos aspectos, no comparto esta conclusión y les voy a explicar por qué con dos situaciones particulares en las que he venido trabajando y acompañando:

En días pasados, Laura Vargas y Yuli Torres me invitaron a dar una clase de aspectos legales para los emprendimientos, pero esta no fue una invitación común como las que he tenido la posibilidad de acompañar, esta tenía algo en particular: Laura y Yuli pertenecen a un programa llamado Más que libres de la Fundación Libres en prisión, programa que está enfocado en trabajar con presos de la cárcel Bellavista y apoyar sus procesos por medio del ser y del emprendimiento. Es un programa al que, semana a semana, van personas a dictar talleres a los presos que quieren encontrar oportunidades y crear su emprendimiento.

Les confieso: soy abogado, pero nunca había estado en la cárcel; no había compartido o conversado con un preso, no conocía realmente cómo era una cárcel por dentro, su olor, sus formas, su energía. Sin embargo, el programa y el propósito de este me conectó de una manera impresionante, así que acepté dicha invitación.

Al ingresar y pasar todos los filtros de seguridad, llegamos a conversar con los futuros emprendedores. Un indicador clave: de los 25 que se habían inscrito al programa, hoy quedan 6 que tienen su sueño de crear una panadería, otros que quieren tener su propio fondo de inversión, un restaurante, un centro de entrenamiento para caballos, entre otros. Son sueños que les alimenta la ilusión de pensar y enfocarse en una oportunidad que quizá en otros momentos de su vida no tendrían.

Uno de ellos, llamado “El tío”, entró feliz, cargando tres morrales y nos pidió espacio para presentar su pitch de emprendedor; quería que lo escucháramos y que le hiciéramos retroalimentación. Cuando lo escuché y veía lo emocionado que estaba con su emprendimiento 1551 y los productos de la marca, me di cuenta de que una golondrina sí hace verano: será una persona que motivará e inspirará a otros presos, que le contará su historia a sus familiares, amigos y personas cercanas; que pondrá su potencial comercial en pro de la sociedad y encontrará una oportunidad en el emprendimiento.

Por otro lado, cuando socializamos algunos de los aspectos de los emprendimientos, uno de ellos llamado “Jorge” dice: “uno acá se da cuenta que cuando estaba fuera se ponía un montón de barreras para no emprender; yo sólo estoy esperando cumplir y salgo con toda a montar mi negocio”. Y sí, lo de “Jorge” parece bastante obvio, pero siempre se nos olvida; no aprovechamos las oportunidades y no luchamos por crear nuestro emprendimiento por las barreras limitantes que nos ponemos. Jorge es una golondrina que hace verano.

Estos dos ejemplos me recordaron el libro de Robin Sharma, El líder que no tiene cargo, en el que se deja en evidencia que no es necesario tener un rol o cargo alto para generar impacto, para movilizar e inspirar a una comunidad. Es así como los casos de “Jorge” o «El Tío”, entre muchos otros que aún estando privados de su libertad han decidido buscar una oportunidad a través el emprendimiento, convirtiendo eso que los mueve en un emprendimiento. Encontraron en el emprendimiento un movilizador, algo que les acerque a hacer el bien.

Creo que estos dos personajes son vitales hoy por hoy en nuestra sociedad. Son dos personas que pueden permear e inspirar a sus hijos, familias, amigos, reclusos, entre otros, y ya eso, considero, es verano. Espero que ellos puedan continuar por ese camino, que sigan inspirando y generando impacto en quienes los rodean. Realmente los necesitamos.

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