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Miguel Silva

La inseguridad de Claudia

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Hace un par de días, la alcaldesa de Bogotá nos sorprendió con dos entrevistas transmitidas a través de los dos canales de televisión con mayor rating en Colombia. Vimos a la Claudia de siempre. Algunos le llaman carácter, pero a mi me sigue pareciendo una demostración innecesaria de fuerza. Y no, no es por que sea mujer. Es que a cualquier alcalde le queda mal ese autoritarismo. A cualquier gobernante le queda mal el maltrato a la prensa.

Recordé mucho los tiempos en los que Uribe trataba como le daba la gana a los periodistas que le hacían preguntas incómodas. El autoritarismo, en este tipo de gobernantes, está presente tanto en la manera en la que se relacionan con los demás, especialmente quienes se atreven a cuestionarlos, como en la forma en la que conciben la sociedad y los supuestos a partir de los cuales imaginan alternativas de solución.

En una de esas entrevistas, en particular, el periodista preguntó por la existencia de las llamadas “casas de pique” y ella, exaltada, recurrió a un eufemismo con el que palabras más palabras menos defendió la idea de que una casa en la que se perpetró el desmembramiento de un cadáver, no podía denominarse “casa de pique”; ¡eso es amarillismo!, espetó al periodista. No es emberracándose como Uribe como se gestiona de manera exitosa la seguridad. Me temo que eso ya no funciona en esta sociedad. Ya no es creíble.

En la otra entrevista, del otro canal, le dijo al periodista que el problema de inseguridad en Bogotá se debía en buena medida a que, el gobierno de Iván Duque, “con la excusa de la pandemia, liberó 29 mil criminales”. Me pregunto si la Secretaría de Seguridad del Distrito tiene algún estudio, suficientemente robusto técnicamente que demuestre lo señalado por la alcaldesa, pero también me pregunto por la concepción de política criminal que tiene en su cabeza.

Al escucharla, fácilmente, cualquier turista desprevenido, habría podido pensar que no se trata de una alcaldesa progresista o alternativa sino de una clara representante de esa derecha que, durante décadas, ha orbitado alrededor del populismo punitivo. ¡más gente en la cárcel! En esa entrevista, en la que el periodista fácilmente se plegó a los argumentos de la alcaldesa y nunca le hizo preguntas incómodas, también señaló que el aumento en los homicidios en todo el país se debió, precisamente, a que esas personas salieron de la cárcel.

Lo que no me cuadra es que hace tan solo un mes la misma alcaldesa, al salir de un consejo de seguridad, al que asistió el presidente Petro, destacó la reducción de homicidios en la ciudad. Y sí, esa Claudia López tenía razón. En lo que va corrido del año, se ha registrado un 14% menos de homicidios frente al mismo periodo del año pasado. Incluso el mismo secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, hace un par de semanas, señaló que “tuvimos un muy buen fin de semana de amor y amistad en Bogotá, con los mejores indicadores en los últimos 6 años”.

Por las cifras de este año, no parece tener sentido lo señalado por la alcaldesa. Aunque siguen apareciendo cadáveres en bolsas, esto no implica necesariamente que el homicidio haya aumentado en la ciudad. Sin embargo, como este argumento es difícil de explicar y de defender, Claudia prefiere, como es su costumbre, pegarse a la tendencia de opinión y mejor buscar un culpable. Y si la elección de ese culpable la deja bien parada con el presidente entrante, mucho mejor. Y si sube la voz y el periodista empatiza con ella, hasta más creíble el cuento en el prime time. ¿Por qué hasta ahora sale con el cuento de la excarcelación como variable explicativa de la inseguridad en Bogotá? ¿Lo tenía claro cuando condecoró a Duque un par de días antes de la posesión de Petro?

No es la primera vez que la mandataria busca culpas en terceros. ¿usted recuerda a quién le echaba la culpa la alcaldesa durante los primeros dos años de su gobierno? A los migrantes. Igual, sin ninguna evidencia, sin ningún estudio que lo soportara, utilizó la estrategia del enemigo público para montarse en la ola de la opinión para lavarse las manos y señalar de manera irresponsable a una población vulnerable, revictimizándola.

A mí no se me olvida que, durante un par de años, Claudia López, terminó azuzando la xenofobia en Bogotá. Nunca mostró la evidencia o el estudio que soportara sus afirmaciones. Nunca demostró cómo una población absolutamente minoritaria era la principal responsable de los problemas de violencia y delito en la ciudad. Tampoco nos dijo cuál era la dimensión de la participación de los propios colombianos en los fenómenos de inseguridad.

El problema con las versiones inverosímiles y cambiantes de la alcaldesa, y con su estrategia de culpar a terceros, es que uno ya no sabe si está siguiendo una estrategia comunicativa para favorecer su imagen o simplemente no tiene ni idea de lo que pasa en materia de seguridad. Tantos culpables en tres años y tan pocas responsabilidades asumidas por Claudia.

He aquí un factor que incide negativamente sobre la percepción de seguridad de la ciudadanía: la inseguridad de Claudia en su discurso sobre el problema, la manera en que intenta ocultarla tras un personaje autoritario y lo poco consistente que ha sido en el tiempo, transmiten inseguridad en la ciudadanía. ¿Será que Claudia sí sabe qué es lo que está pasando en la ciudad?

Ñapa: Quédate con quien te trate como Caracol trata a Claudia y nunca permitas que te traten como Claudia trata a RCN.

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