Salud ¿derecho, negocio o ambos?

La salud en Colombia es un derecho, pero también es un negocio, y eso no es un inconveniente, de hecho fue la solución a los problemas que había en este campo antes de la Constitución de 1991. 

Recordemos que los primeros derechos en surgir fueron los ‘civiles’ y simultáneamente con la formación de los primeros estados de derecho modernos, los ‘políticos’. La segunda generación de derechos corresponde a los ‘sociales’, entre ellos la salud, que nacen en algunos países europeos en la transición del siglo XIX al XX, y en Colombia en la primera mitad del siglo XX.

En el siglo XIX, después de la independencia, la salud era considerada una función de beneficencia pública y caridad. Las instituciones religiosas y algunas entidades estatales atendían a quienes lo necesitaban, principalmente en hospitales de caridad. Ahora bien, en consonancia con la formación de los primeros estados de bienestar en Europa, surgen en Colombia los primeros seguros sociales, que darían forma al Instituto Colombiano de Seguros Sociales (ICSS) en 1946, dirigidos a ciertos trabajadores formales. Es decir, la salud era considerada un privilegio para los trabajadores formales, lo que en consecuencia excluía a los informales y a los desempleados. Será en la segunda mitad del siglo XX que Colombia empieza a reconocer la salud como una función social del estado.

Ahora sí, llegamos a lo que nos interesa y nos afecta, la Constitución de 1991. El artículo 49 establece que “la atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado”. Y aunque inicialmente se consideró un derecho de carácter prestacional, no fundamental, esto cambió progresivamente por vía jurisprudencial. La Corte Constitucional (@CConstitucional), desde la década de 1990, empezó a reconocer la salud como un derecho fundamental por conexidad con la vida y la dignidad humana, lo cual quedó establecido en la Sentencia T-760 de 2008. Con esto, se obligó al estado a garantizar acceso efectivo, calidad y universalidad en los servicios de salud. Y en 2015, con la Ley 1751, “Ley Estatutaria de Salud” se consagra expresamente como un derecho fundamental autónomo, inherente a la dignidad humana, se establece que el estado debe garantizar su goce efectivo, sin discriminación, y se reafirma la obligación estatal de regular, vigilar y asegurar la prestación integral del servicio.

Sin embargo, en el marco de una economía capitalista como la nuestra y de un orden político que desde 1991 adoptó la idea de “tanto mercado como sea posible, y tanto estado como sea necesario”, se abrió la puerta para que este derecho sea prestado por los actores del mercado (las EPS), tanto como sea posible, y por el estado (ICSS ahora la Nueva EPS (@NuevaEPS_)), tanto como sea necesario. Como resultado de lo anterior, según el Ministerio de Salud (@ministeriosalud), Colombia pasó de tener una cobertura de aproximadamente el 25% de la población (trabajadores formales), a 55% en 2000, 70% en 2005, 93% en 2010 y casi 99% en la actualidad. No se desconoce que el sistema de salud tenía y ahora tiene muchos más problemas: la necesidad de recurrir a la acción de tutela, el acceso para la población rural y apartada, los tiempos de espera para ser atendido por un especialista, entre otros.

Ahora bien, la pregunta que despierta este breve repaso es ¿la salud es un derecho, un negocio o ambos? La respuesta es: ambos. La salud es un derecho que puede ser un negocio. De hecho, Colombia ha demostrado que el mercado puede ser más efectivo para garantizar este derecho, que el mismo estado. En este orden de ideas, rechazo la reforma a la salud del gobierno Petro (@petrogustavo) que está cursando en el Senado (@SenadoGovCo) y le auguro su fracaso. ¿Qué congresista, en campaña para reelegirse, va a votar favorablemente una reforma que nos devuelve en la historia al siglo XX, sino es que al XIX, cuando era un privilegio para unos pocos?

Hoy en día la salud es un privilegio para quienes tienen con qué pagar pólizas de medicina prepagada, debido a los embates del gobierno y los ministros Carolina Corcho (@carolinacorcho) y Guillermo Jaramillo (@GA_Jaramillo) contra el sistema y las EPS. Ojalá esto no se les olvide a los enfermos y a sus cuidadores en las próximas elecciones.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/

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