¿Qué tan minúsculo puede ser un hombre? ¿Por qué hay quienes persiguen la ignominia?
Los describió Antonio Machado:
«En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…»
Supongo que ya sospechan hacia dónde voy, quién es el pedantón al paño de esta historia, aquel que camina y va apestando la tierra. Seguro que vieron la foto: dos hombres sonrientes, detrás de ellos, un mapa. Ambos visten de negro —el color con el que la tradición viste a la muerte—, pero usan corbatas coloridas: de pintas uno, azul pálida el otro. Sonríen, dije. Lo hace el criminal de guerra contra el que pesan órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional. Y lo hace el hombrecito a su lado.
Cada quien sostiene un libro. Bibi. My story, se titula uno; Fuerza y verdad, el otro. En las portadas se leen los autores: Benjamin Netanyahu e Iván Duque Márquez. Ahí están: el criminal del guerra y el pedantón.
Iván Duque Márquez, expresidente de Colombia, decidió que su lugar en la historia sería el más ruin de todos. Está bien como colofón de su historia política: opositor al proceso de paz desde su silla de senador, obstaculizador de su implementación desde su ejercicio presidencial, represor insensible y violento durante su gobierno, figurín adulador de criminales que posa sin vergüenza al lado de los malvados.
No se lo parece a él, por supuesto. Cree este personaje, que cada día empequeñece más su talante, que Bibi es el bueno de la historia, no importa que mientras él publicaba sus fotos sonrientes a su lado, el ejército de Israel bombardeaba un hospital, de nuevo, dejando un reguero de 20 muertos con esa acción.
Si el expresidente colombiano sabe que Amnistía Internacional dice que lo que ha hecho Israel en Gaza es un genocidio; si Iván Duque Márquez está enterado que en los pocos territorios que componían Palestina han asesinado a más de 80.000 personas en los últimos meses; si el exmandatario escuchó que el pasado 22 de agosto la Organización de las Naciones Unidas declaró la hambruna en Gaza provocada por el gobierno de Netanyahu, asegurando que es un fracaso de la humanidad y un crimen de guerra; si el abogado de la universidad Sergio Arboleda sabe todo eso y aun así posó sonriente en esa foto, a Iván Duque Márquez le sobra cinismo e indolencia. Si no sabe nada de ello, es un idiota.
Durante su gobierno, Duque Márquez dio bastantes muestras de su torpeza política. Su decisión de exhibirse al lado de Netanyahu revela, simplemente, la pequeñez de su personalidad y su acomodaticio discurso sobre la defensa de la vida.
Mala gente que camina y va apestando la tierra.
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