Ser de izquierda o de derecha es una cuestión de identidad, ser de centro también lo es. Una de las críticas que recibe el centro gira en torno a la ausencia de una ideología política definida. El director de este medio, Daniel Yepes (@YepesNaranjo), afirmó en la columna ‘Un centro político que no sea pusilánime’, que: “el centro no tiene contenido”.
Uno de los esfuerzos que han emprendido personas y organizaciones que se consideran de centro, entre ellos muchos políticos en campaña presidencial, consiste en responder a la pregunta: ¿qué es ser de centro?. En Procentrismo (@ProCentrismo), por ejemplo, propusieron un “decálogo de pensamiento” que contempla entre otras líneas gruesas: Defensa de la política hecha y basada en evidencia; Respeto a las libertades civiles, económicas e individuales; Foco en el crecimiento económico y la economía de mercado como base indispensable para preservar y aumentar el bienestar social. (Disponible en: https://x.com/ProCentrismo/status/1864851252946809333).
Muchos críticos siguen insistiendo que el centro no tiene una ideología definida. Sin embargo, la afinidad ideológica de las personas tiene un origen más emocional que racional. Drew Westen, profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad de Emory, en el libro ‘El cerebro político’ afirma: “el cerebro político es un cerebro emocional. No es una máquina desapasionada y calculadora que objetivamente busca los datos, las cifras y las políticas correctas con el objetivo de adoptar una decisión razonada”. Los ciudadanos no siempre votan racionalmente en función de sus intereses particulares o colectivos, ni siquiera, por lo que aparentemente beneficiaría a la mayoría.
La experiencia estética determina el racionamiento que se deriva de ésta. Es decir, “pensamos lo que sentimos”, como dice Antoni Gutiérrez-Rubí (@antonigr) en el libro ‘Gestionar las emociones políticas’: “Esa es la clave. Entenderlo y aceptarlo es el primer paso para comprendernos más y mejor”. En este sentido, igual o más preocupante que la supuesta ausencia de una ideología de centro, de un contenido, es la carencia de una identidad centrista, de un contenedor, una forma de ser de centro.
Ser de izquierda o de derecha es una cuestión de identidad. En Medellín y Antioquia conocemos muy bien la identidad de la derecha, así como en otras regiones conocen muy bien la identidad de la izquierda. Ahora, ¿cuál es la identidad de quienes son de centro?, ¿qué identifica a los centristas? La definición de la identidad política de una persona o de un grupo incluye la ideología, por supuesto, pero es mucho más amplia, abarca un conjunto de prácticas dentro de la cultura política. ¿Cuáles son las prácticas políticas que definen culturalmente al centro? Algunos hablan de: adoptar posturas moderadas, abrirse a la flexibilidad ideológica, disponerse al diálogo permanente, buscar acuerdos, defender las libertades, garantizar oportunidades para todos en igualdad de condiciones, facilitar las transiciones sociales cuando sean necesarias, promover un orden justo estable y que el centro “no sea pusilánime”, entre otras proposiciones generales que denotan actitudes políticas a nivel individual y colectivo. Estas prácticas, entre otras, creo yo, podrían contribuir a la construcción de la identidad del centro, a un estilo de hacer política.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/