La agresividad presidencial

En política hay que ser “duro con las ideas, suave con las personas”. El presidente Petro es todo lo contrario: suave con las ideas (flexible para hacer campaña y gobernar con cualquier político tradicional) y duro con las personas (agresivo con sus adversarios). Sin embargo, hay una gran diferencia entre la dureza, necesaria en política, y la agresividad, rechazable en cualquier escenario civilizado.

“¿Se puede ser duro sin lesionar la vida política y democrática?” se pregunta Antoni Gutiérrez-Rubí (@antonigr) en su columna ‘¿Cuánta dureza puede soportar la democracia?’. El estratega político catalán describe el abismo que hay entre combatir democráticamente a los adversarios y destruir violentamente a los enemigos. En una verdadera democracia, por más severa que sea la confrontación, hay que evitar concebir al rival como un enemigo y, por el contrario, debemos otorgarle su lugar como adversario.

Gutiérrez-Rubí propone cinco normas de comunicación política. Voy a comentar tres de ellas y a continuación voy a mostrar cómo Petro (@petrogustavo) incumple cada una en medio de su dureza.

1. Evitar la falacia ad hominem: “hay que criticar lo que dice o hace un adversario, pero no se descalifica al rival solo por el hecho de serlo o por su identidad”. Recordemos, por ejemplo, cuando Petro dijo: “Poco entiendo de por qué los hombres negros pueden ser conservadores”, refiriendose al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gerson Chaverra. También, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) le formuló cargos como candidato y a su campaña presidencial de 2022 por violación de topes y financiación con fuentes prohibidas, la respuesta por medio de un video publicado en X fue: “el CNE, un organismo administrativo, infiltrado por los mismos politiqueros que han gobernado durante decadas nuestro país, ha formulado cargos en mi contra”.

2. Evitar los adjetivos: “aportan exceso de subjetividad e impiden las argumentaciones lógicas, alimentan el ruido y enmascaran —muchas veces— la ausencia de propuestas, respuestas o alternativas”. Vale recordar cuando Petro llamó “esclavistas” a los dirigentes empresariales y se enfrascó en una discusión con el presidente de la Andi, Bruce Mac Master (@BruceMacMaster), sobre la reforma laboral. O cuando llamó “nazis” a jueces, periodistas y opositores, como Hannan Escobar (@Missmelindres), por sus discusiones alrededor de la reforma a la salud.

3. Evitar el uso de datos e información falsa: “los datos deben poder ser siempre contrastados, avalados y contextualizados. Su manipulación, alteración o distorsión son un retroceso de la calidad democrática”. Para no ir muy lejos en el tiempo, el pasado domingo 15 de junio, después de la #MarchaDelSilencio, en apoyo a Miguel Uribe (@MiguelUribeT) y en contra de las medidas autoritarias de Petro la semana anterior, el presidente tergiversó las imágenes y videos de la marcha a su favor, diciendo: “Éxito en la plaza de Bogotá. Un pueblo unido por la paz”. En otra ocasión afirmó que el congreso sólo le había aprobado una ley en estos tres años. Falso, ahí están la reforma tributaria, el Plan Nacional de Desarrollo, la jurisdicción agraria, el marco jurídico para la paz, y los presupuestos para 2023 y 2024.

Petro constantemente incumple estas normas de comunicación política. Refleja, sobre todo, su dureza con las personas, es decir, la agresividad del presidente. “Formas son fondo en una democracia”, es decir, las formas justifican el fondo. “Debates fuertes pueden fortalecer nuestra democracia, pero los agresivos la debilitan, la degradan y la instrumentalizan”. En esas estamos.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/

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