La ley de las redes: culpable hasta que se demuestre lo contrario

La velocidad con la que operan las redes sociales ha roto un principio fundamental de la convivencia: la presunción de inocencia. Hoy parece que los jueces no son los únicos que llevan toga ni dictan sentencias en los tribunales; lo hacen usuarios anónimos, atrincherados detrás de teclados, que condenan sin pruebas y viralizan sin contexto.

En las redes sociales, con una facilidad pasmosa, las personas condenan a cualquiera ante un hecho no comprobado. Recuerdo que, hace un par de años, Johnny Depp fue ‘masacrado’ digitalmente por miles de personas que lo señalaban como culpable de violencia doméstica tras las acusaciones de su exesposa, Amber Heard. Ese veredicto virtual anticipado le costó al actor la suspensión de su carrera por años.

Como se supo después, Depp ganó el juicio contra su exesposa. El jurado dictaminó que Heard había perjudicado la reputación de su exmarido a partir de un artículo de opinión en el que lo señalaba como una “figura pública que representaba el abuso doméstico”. Sin embargo, las afectaciones a su reputación, quizá también a su salud mental y física son daños que ningún fallo judicial podrá reparar por completo.

¿Cómo se sentiría usted si alguien lo acusa falsamente de algo y, para colmo, llegan miles de personas más a señalarlo como un monstruo? ¿Cómo se sentiría usted si, por cuenta de desconocidos que trinan o suben contenido insultándolo, su empresa decide despedirlo y no puede encontrar trabajo? ¿Cómo se sentiría usted viviendo en una sociedad que invierte sus fundamentos de justicia y le insinúa que usted es culpable hasta que demuestre lo contrario?

Leí en El Colombiano la historia de Brad Burton y Naomi Timperley, un orador motivacional y una empresaria, quienes sufrieron por años (¡sí, años!) el acoso digital por parte de Sam Wall, una consultora en redes sociales que, según su abogado, tiene una enfermedad mental delirante crónica. La señora Wall se dedicó durante años a atacar por redes a la empresaria Timperley, haciéndola pasar como una criminal, y al señor Burton no lo bajaba de abusador sociopático. Ninguna de estas dos personas cometió, nunca, las atrocidades que la señora Wall describía con odio en sus redes. Resulta difícil imaginar las consecuencias en términos de salud mental que tuvieron que afrontar estas víctimas, quienes buscaron insistentemente a las empresas de redes sociales para que bajaran las calumnias que sobre ellos se publicaba, pero que no obtuvieron respuesta alguna, pues los comentarios no se borraron.

“¿Cómo se prueba algo que no sucedió?” se preguntaba el señor Burton durante una entrevista en la BBC. Y en esa pregunta encuentro un asunto inquietante para la actualidad: la inteligencia artificial se mal-utilizará de forma exponencial para fabricar hechos que contrapondrán la realidad con la ficción, pues gracias a la tecnología y a las redes sociales podrán hacerse pasar como “verdades probadas”. Quizá no deriven en una condena judicial, pero en el mundo virtual, donde las personas tienden a juzgar antes de preguntar, será una hoguera social.

La realidad, así como la inocencia o el buen nombre de muchas personas corren un nuevo riesgo con el descargo de confianza y el mal uso que le damos a la tecnología, así como el hecho de dar como verdad algo que leemos en una red social, donde cualquier inescrupuloso puede dedicarse a fabricar relatos que presentará como hechos.

Parece ser que los seres humanos no estamos logrando dominar la velocidad y las posibilidades de creación que nos brinda la tecnología. Y resulta inquietante que esa imposibilidad nos lleve, de forma permanente, a revertir el orden social. Historias como las de Johnny Depp, Naomi Timperley o Brad Burton podrán ser más recurrentes.

Si el tribunal de las redes sociales dicta sentencia antes de que la justicia hable, lo que está en juego no es solo una reputación: es el principio que sostiene toda sociedad democrática.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/andres-jimenez/

4.7/5 - (15 votos)

Compartir

Te podría interesar