Llevamos unos cuantos con un modelo de agricultura y producción de alimentos. Unos pocos años que han sido suficientes para hacer daños tan graves, que los efectos pueden ser devastadores y si no hacemos cambios rápidos, no va a haber forma de que podamos producir los alimentos que necesitamos.

Ese sistema está roto. Porque ese sistema solo sirve a unos cuantos intereses detrás de los productos químicos, las semillas y las ganancias exageradas. En un sistema así, no hay suelo ni comunidades de productores que aguanten. Es un modelo insostenible y que está mostrando sus mayores debilidades ahora que estamos sufriendo sus efectos: suelos empobrecidos, pérdida de mucha biodiversidad, contaminación exagerada de agua, emisión de gases al aire. Y la lista sigue.

¿Cuándo se nos ocurrió que sabemos hacer mejor las cosas que la naturaleza, que lleva unos cuantos años más haciéndolo? La naturaleza no funciona como pretendemos hacer que la agricultura sea: un solo cultivo por miles de hectáreas, expuesto a pleno sol. Lo que le hace tener una dependencia excesiva de productos para solventar lo que no puede conseguir por sí misma. Lo peor es que los efectos no solo son sobre la naturaleza y el campo en sí mismos. También son sobre nosotros los citadinos. Esos alimentos quedan contaminados con químicos que tienen efectos tóxicos en nuestros cuerpos. Además, han perdido muchas de sus características nutricionales por esa cantidad de alteraciones genéticas que les han hecho.

En resumidas cuentas, este sistema está generando más comida de la que necesitamos. Comida que nos alimenta menos y que en muchos casos nos hace daño. A su vez que logra que vivir en y del campo sea cada vez más difícil. Y para acabar de ajustar, con los efectos nocivos mencionados antes.

Hay que cambiar a modelos y sistemas que ya se han probado, en buena parte por la misma naturaleza por millones de años, y también por muchas personas dispuestas a hacer las cosas diferentes. Sistemas que imiten las condiciones de la naturaleza, que estén en armonía con su ambiente y permitan generar beneficios y ganancias para todos. No solo para los comerciantes.

Sin pararme a hablar puntualmente de ellos, estos modelos lo que buscan en gran medida es proteger el suelo como base para la supervivencia de millones de microorganismos, que trabajan en sintonía con las plantas y animales para generar hogar para todos. Además, se convierten en recolectores de carbono del aire, lo que va a ayudar a disminuir los efectos del calentamiento global.

Eso de pastos extensos para 5 o 10 vacas, o cultivos gigantes de café o aguacate no sirven. Los monocultivos y la ganadería extensiva solo con pastos están acabando con nuestras posibilidades de vivir en este planeta.

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