Escuchar artículo
|
¿Por qué te viniste en bici si tenés carro? Me preguntan a menudo y con mucha sorpresa, les parece una decisión incomprensible, un medio de transporte al que solo se acude por la imposibilidad económica de tener un motor. Y es que más que racional o práctica, la decisión de montar en carro tiene detrás mucho de aspiracional.
No me quejo, tengo uno y me resulta bastante placentero hacer viajes fuera de la ciudad en él, y es también útil para cosas como ir a mercar. Sin embargo, aunque como decisión diaria de movilidad no es la mejor idea, detrás de un carro está la idea del éxito laboral, del ser alguien en la vida, un ideal muy difícil de contrarrestar.
Me sorprendió ver en Betty La Fea, muchos años después de su lanzamiento y encerrado en plena cuarentena, cómo la idea del carro como determinante de quién era buen partido y quién estaba triunfando económicamente era una constante a lo largo de la novela.
Aún así, los costos en mantenimiento, combustible, parqueo e impuestos empiezan a inclinar la balanza hacia el lado de los pedales; en las ciudades más grandes del planeta el tiempo de desplazamiento en carro es mucho mayor que en bicicleta, especialmente en las horas pico; la contaminación por los gases y el ruido son otro punto nada despreciable en contra de las 4 ruedas; la cantidad de metros cuadrados ocupados por persona transportada hace ver bastante ineficiente el carro particular frente al transporte público y las bicis, por no hablar del espacio ocupado por un vehículo cuando está estacionado; y aunque las motos tienen muchas de las ventajas de las bicis, la velocidad que se alcanza a pedar hace menos probable sufrir accidentes graves.
Otro punto a favor es que hacerle infraestructura segura a los ciclistas es muchísimo más barato y rápido que hacer infraestructura para carros. Lástima que cuando estamos en campaña, los políticos de Medellín dicen ser los más aliados de la bici y se comprometen con kilómetros y kilómetros de ciclorrutas, pero apenas llegan lo primero que hacen es montarse en una Toyota diesel pagada por el Estado y se les olvida lo atrasados que estamos en nuestras metas de carriles para las bicis.
Me queda de consuelo que llego más rápido y feliz que todos ellos.