¿Es China un país de genios vacíos?

¿Es China un país de genios vacíos?

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Esta semana presencié algo ridículo en una de mis clases. Somos más de 100 estudiantes y tenemos exposiciones en las que hay preguntas. Los chinos tienen tan poca disposición de perder una sola milésima en su nota, que con anterioridad han hablado entre ellos para decidir quién le pregunta a quién qué. En un espectáculo para mí, bochornoso; tan pronto uno termina de hablar, otro se para y recita un guion de lo que no puede ser una pregunta espontánea, que además tiene anotado en su tableta o cuaderno; el primero recita igualmente la respuesta y continúan con tantos cuantos hayan preparado. Mientras tanto, el resto de la clase está a punto de estallarse de la risa.

Es bien conocido en el mundo occidental las presiones de los sistemas de educación en Asia sobre sus estudiantes. Tenemos por estereotipo -gracias a la cultura pop- que los japoneses y chinos son académicamente superiores, al punto de verlos como unas mega-mentes. Mejor dicho, creemos que entendemos bien que esta gente es muy tesa porque les toca esforzarse mucho.

La presión sobre un estudiante chino en cualquier nivel no viene sólo de lo que para nosotros sería un exagerado y exacerbante currículo, sino también de sus familias. Hay en la cultura China una impresionante necesidad de ser mejores, no sólo porque son muchos y no hay oportunidades para tantos, sino porque muchas familias recuerdan los tiempos donde no había qué comer y sienten que progresaron gracias a su arduo esfuerzo -más que el cambio del sistema económico-, entonces las nuevas generaciones deben a su vez pagar ese esfuerzo con uno mayor.

Se puede afirmar con confianza que en general, un estudiante chino estudia mucho más que uno colombiano. Los posgrados y pregrados duran más, por ejemplo: compañeros de mi maestría me han comentado que ven 7 o 9 materias por semestre, mientras yo chapaleo teniendo sólo 4; además estudian un año más que yo para tener el mismo título.

De este sistema surgen cosas evidentemente positivas, un compañero chino de 22 o 23 años en su primer año de maestría, aún sin tener nada de experiencia laboral, está mucho mejor preparado que yo académicamente; la teoría que me cuesta a mí recordar, la saben al derecho y al revés; las matemáticas que me toman horas comprender, las tienen por deporte; y mientras que yo aprendí en mi pregrado poca o nula programación, ellos dominan al menos un lenguaje de programación y pueden manejar varios softwares de análisis de datos diferentes.

De las negativas quiero centrarme en el desarrollo personal. Me causó impresión lo que empecé describiendo, porque me parece triste que sea graciosa semejante ridiculez. Hacer preguntas no es fácil, sí; responderlas tampoco. Pero hay más valor en decir “no sé” o en no recibir ninguna pregunta, a en recitar un guion evidentemente preparado. No puedo decir que esto es deshonesto, pero sí que me parece lamentable.

No pretendo que mi opinión sea hacer un escándalo de una bobada. Por eso ilustro en profundidad; tengo un par de amigos que están a punto de graduarse de sus maestrías, no tienen ninguna experiencia laboral y de nuestras conversaciones intuyo que emocionalmente son unos niños. Muchos compañeros son mejores que yo académicamente, pero, ¿cuánto les falta para ser la persona que yo fui a los 24, 25 años, que soy hoy?¿Cuánto tarda y cuesta lo que no se aprende en el aula? Yo no lo he alcanzado todo, pero creo que en esto tengo una diferencia fundamental con ellos. Mientras que mi educación tuvo un fuerte componente en valores y mi crianza un enfoque crucial en el desarrollo personal, veo que ellos priorizan ser mejores técnicamente a serlo personalmente. ¿Es China un país de genios vacíos?

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-estrada/

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