Tipos de contenido

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Necesitamos aprender a escuchar

Te podría interesar

Elige el color del texto

Elige el color del texto

Escuchar artículo
PDF

¿Qué tipo de conversaciones estamos teniendo? Pues la gran mayoría parecieran ser autodiálogos en los que demandamos la aprobación y atención absoluta de los otros.

A nadie le gusta hablar con alguien que no escucha, que no entiende, que no se esfuerza por estar presente. Y eso se nota. Pero a su vez, casi ninguno está dispuesto a hacer eso por los otros. Nos centramos tanto en nosotros mismos, que nos olvidamos que tenemos a alguien en frente, que tiene preocupaciones, sueños y necesidades.

Incluso esos momentos en que queremos escuchar y entender a los otros, estamos bombardeando opiniones, consejos, comentarios de todo tipo. Todo para recuperar el protagonismo. Siempre queremos tener la última palabra, la opinión acertada, los aplausos de los otros y la última decisión.

Solo es escuchar casi cualquier conversación y el patrón se repite: es como tener un par de personas, cada una hablando contra una pared.

Y cuando el diálogo no va por donde uno quiere, o se torna incómodo, sale la gran defensa: la indiferencia. Que tiene muchas formas de manifestarse. La favorita de todos es mirar el celular, ahí debe haber cosas más interesantes. Otra es cambiar el tema. O simplemente fingir interés sin mucho esfuerzo.

Y no solo no se escucha al otro. Tampoco nos escuchamos a nosotros mismos. A veces hablamos solo por hablar, por tener algo que decir, por impresionar. Pero hay una desconexión entre lo que sale por nuestra boca y lo que hay en el interior.

Igual no tenemos del todo la culpa, nadie nos ha enseñado a escuchar. Es una habilidad que muy pocos han desarrollado. Pero eso no significa que no podemos hacer nada, incluso, es la razón más grande por la cual debemos tomar responsabilidad y cambiar los patrones que nos han ido moldeando.

Creo que necesitamos un cambio radical en la manera en la que nos comunicamos con los demás, que empiece por escuchar más y hablar menos. Aunque no se trata solo de decir menos palabras. Se trata de abrir la mente y la curiosidad a entender y apreciar al otro desde lo que es y lo que expresa. Se trata de poner atención a los detalles, a los gestos. Se trata de hacer preguntas que inviten a cuestionar, reflexionar y profundizar.

Por supuesto, debe haber cabida para que uno pueda hablar también. Si en una relación es solo uno el que habla, y el otro escucha, algo va a derrumbarse. Pero es clave ser capaces de disfrutar el no tener el protagonismo y escuchar con atención. Uno se sorprende de lo mucho que puede aprender y descubrir solo desde ahí.

Todos podemos beneficiarnos de eso y puede sentar las bases para una sociedad más unida, más armoniosa y más viva. Esa es la raíz de una comunidad que funciona, que late a un mismo ritmo.

Para ser un buen conversador no hay que saber muchas cosas, ni tener las mejores palabras, ni ser el más gracioso. En realidad parte de saber escuchar y atender a lo que es importante para los otros. Todos estamos muy inmersos en nuestro propio ser. Cuando alguien escucha y se interesa de verdad, genera una sensación de que el otro es lo más importante. Y esa sensación es inigualable. ¿A quién vas a hacer sentir así hoy?

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

Califica esta columna

Te podría interesar