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8 de marzo ¡Que vivan las mujeres trabajadoras!

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Si hoy puedo escribir estas líneas y dirigirme a ustedes para expresar mi opinión, es gracias a otras mujeres, que antes de mí, no podían y lucharon para que yo pudiera hacerlo. Si hoy puedo acceder a la educación, elegir con quien casarme, acceder a un trabajo, tener un proyecto de vida propio, es gracias a otras mujeres, que antes de mí, no podían, y lucharon para que yo pudiera hacerlo.

Hoy no es un día ni de rosas, ni de chocolates, ni de peluches, y mucho menos de palabrería barata. Si su novio hace esas cosas, deje a ese novio, y siéntese por cuatro minutos le cuento una historia.

Corría el siglo XIX y un acontecimiento le dio un vuelco al mundo. La Revolución Industrial llegó a imponerse como un nuevo orden social, económico y político, las fábricas levantaron sus muros y capitalizaron la forma de producir riqueza a costa de la precarización, la insalubridad y la explotación laboral de sus trabajadores y trabajadoras.

Quienes padecieron con más fuerza estas condiciones indignas fueron las mujeres, a quienes no solo se les pagaba menos, sino que trabajaban más horas, eran acosadas, maltratadas, denigradas en sus lugares de trabajo y llegaban a trabajar hasta tres jornadas laborales, teniendo en cuenta que históricamente, las labores domésticas y las tareas del cuidado han estado a la cabeza de las mujeres (y que en un país como Colombia representa el 19.6% del PIB)[1].

Sin embargo, la opresión es también generadora de movimiento y fue así, como la organización sindical de mujeres se hizo sentir. En marzo de 1857 se convoca a la primera protesta de trabajadoras, exigiendo mejores salarios, menos horas de trabajo, condiciones dignas de existencia, derecho al voto. Y Luego de este evento, nada pudo contener la oleada del movimiento sindical de mujeres en todo occidente, que tuvo distintos rostros, historias, protestas, represiones, y sin duda, conquistas que hoy deben ser conmemoradas en solemnidad.

En el congreso Internacional de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin, militante comunista alemana, propone el 8 de marzo como la fecha para conmemorar el movimiento obrero de las mujeres y en 1911, se declara el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

En Colombia, la historia del sindicalismo ha estado marcada por la persecución, el exterminio y la estigmatización, y las mujeres, a pesar de ser invisibilizadas, fueron fundamentales y protagonistas de los eventos más trascendentales.

Betsabé Espinal, una joven de 24 años, en 1920 logró paralizar la operación de la Compañía Antioqueña de Tejidos. El Paro de las Obreras de Bello, fue la primera acción organizada considerada como una huelga en el país. Y es que, para ese año, el 73% de la fuerza obrera de todo el Valle de Aburrá la conformaban mujeres, dedicadas principalmente a la industria textil, las trilladoras de café, las cigarrerías, y claro, al hogar, todas sometidas a la desigualdad salarial, la precariedad y al acoso sexual de sus empleadores.

Con la huelga de Betsabé, más de 400 mujeres obreras lograron un aumento salarial del 40%, la regulación del sistema de multas, reducir la jornada laboral a 10 horas y  obtener más tiempo para el almuerzo, obtuvieron además permiso para ir calzadas a la fábrica, y provocaron el despido de varios acosadores que trabajan en la fábrica.

Un par de décadas después, María de los Ángeles Cano Márquez llegaba a ser la primera lideresa política en Colombia, su bandera principal eran las luchas sindicales y obreras, tanto, que fue ella quien fundó en 1926 el Partido Socialista Revolucionario y se opuso con vehemencia al gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez. Fue proclamada como La Flor Del Trabajo, y dedicó su vida entera a trabajar por la clase trabajadora y la participación política y social de las mujeres.

Hoy es un día para conmemorar a todas aquellas que dedicaron su vida a la defensa de la libertad y la emancipación de las mujeres a través de la lucha obrera, recordarlas desde su legado y sus ideas, que no han perdido vigencia y que cobran especial sentido en el contexto actual, donde todo parece ser tan vano, acomodado y carente de todo significado.

¡Qué vivan las mujeres trabajadoras!

¡Qué vivan las mujeres sindicalistas!

¡Qué vivan las mujeres y su anhelo de libertad!


[1] DANE

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/sara-jaramillo/

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