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Fotografía del mirador de la Vereda La Soledad, tomada por Luis Bernardo Cano

“Quebradona mintió en la ecuación costo-beneficio» Sebastián Restrepo

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"Debemos evaluar nuestra responsabilidad con el mundo y nuestro rol siendo el país más biodiverso por kilómetro cuadrado. Los ecosistemas más costo-eficientes para el secuestro de carbono son los tropicales, particularmente las montañas de los Andes. El rol de Colombia debe ser construir una economía del conocimiento alrededor de la naturaleza."

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AngloGold Ashanti cuenta con 10.000.000 de hectáreas de títulos mineros en el país. Obtuvo en el 2011 el premio a la peor empresa ambiental en los Public Eye Awards por la destrucción de 50 ríos en Ghana. En el 2007 adquirió los títulos sobre el proyecto minero de Quebradona, en el Municipio de Jericó, a quien la Agencia Nacional de Licencias Ambientales -ANLA- recientemente le archivó su solicitud de licencia ambiental por no recibir la información suficiente que le permita tener un pronunciamiento de fondo.

En No Apto hablamos con Sebastián Restrepo, un defensor del medio ambiente quien en mayo del año pasado, luego de estudiar conflictos y desarrollo en Australia regresó a vivir a Támesis, la tierra de su familia. Desde allí trabaja en la construcción de una fundación por el desarrollo sostenible y regenerativo de una bio-región comprendida en el Cañón del Río Cauca entre La Pintada y Bolombolo.

No Apto: Sebastián, ubiquemos geográficamente a Quebradona…

Sebastián Restrepo: el proyecto Quebradona consiste de una operación minera en la vereda Cauca de Jericó, cerca a Puente Iglesisas, y de un yacimiento ubicado en la vereda Quebradona en la parte alta de la montaña. Son veredas periféricas de Jericó. La vereda Cauca está ubicada a 3 kilómetros de Puente Iglesias, a 11 kilómetros del corregimiento de Palermo en Támesis, a 20 kilómetros de La Pintada, a 29 kilómetros de Tarzo, y a 49 kilómetros de la cabecera municipal de Jericó.

A pesar de existir otros cuatro centros poblados más cercanos al proyecto, el relato se construyó en el casco urbano de Jericó, en donde se concentró la oferta de proyectos sociales. La realidad es que los habitantes del casco urbano de Jericó no dimensionaban el impacto del proyecto, el cual tendría mayores repercusiones abióticas, bióticas y socioeconómicas en otros municipios. 

Los impactos del proyecto se limitaron a la frontera político-administrativa de Jericó. Un anexo de un estudio de AngloGold Ashanti entregado a la ANLA, pero cuyos resultados omitieron incluir tácitamente, indicaba que la mina generaría un abatimiento del nivel freático de entre 1 y 5 metros en 12.000 hectáreas, las cuales mapeamos y encontramos que cubrían 38 acueductos de Támesis, Jericó y Valparaíso.

NA: ¿Cómo se dio la revisión técnica de esos estudios?

SR: empezó en 2016, luego de que campesinos de la vereda Palocabildo, en la parte alta de la montaña, alertaran a pobladores de la vereda La Oculta, más cerca del río Cauca, sobre la potencial pérdida del agua por el proyecto. En La Oculta hay propiedades de empresarios y personas con mayor capacidad económica. Es así como nació la Mesa Técnica del Suroeste, la cual contrató el apoyo jurídico de Rodrigo Negrete Montes y realizó un estudio técnico geológico e hidrológico con la Corporación Terrae por un valor cercano a 320 millones de pesos. 

NA: ¿Qué pretende el proyecto Quebradona?

SR: Quebradona es el nombre de una subsidiaria de AngloGold Ashanti Colombia, quien a su vez es subsidiaria de AngloGold Ashanti Internacional, la tercera productora de oro en el mundo. Desde 2009, AngloGold Ashanti ha mencionado cinco objetivos mineros, siendo Quebradona la punta de lanza de cuatro proyectos más. Ante auditorios internacionales, la compañía ha vendido la idea de construir un distrito minero en la región. 

Es un proyecto polimetálico de cinco yacimientos, si bien el 80% del volumen es cobre, el 20% es plata y oro. Sin embargo, financieramente el oro y la plata tienen mayor valor aún cuando su volumen sea menor; el cobre se vende por toneladas y la plata y el oro por onzas. Quebradona es un proyecto de largo plazo de transformación territorial hacia un enclave megaminero en la cordillera occidental del país.

NA: ¿Por qué la oposición al proyecto?

SR: cuando la Corte Constitucional tumba las consultas populares y los acuerdos municipales como un mecanismo con poder de veto, se restringen los mecanismos de democracia directa. Sin embargo, la Corte ordenó al gobierno fortalecer el Sistema Nacional Ambiental y al Congreso crear una ley de coordinación y concurrencia y una ley de participación ambiental en proyectos extractivos. La ausencia de estas leyes ha llevado a que las compañías mineras vean una ventana de oportunidad de licenciar. Estamos en un estado inconstitucional de cosas respecto a estas decisiones. Quién está ordenando los territorios en la práctica es el sector minero energético del Gobierno nacional, pasando por encima de los territorios locales. No hay mecanismos de participación ni de coordinación y concurrencia. La Agencia Nacional de Minería le pide a un alcalde firmar un acta de una reunión y eso se convierte en un mecanismo de coordinación. 

Los territorios tienen unas singularidades y nosotros tenemos que evaluar y diseñar políticas de desarrollo sostenible basadas en eso. Se deben evaluar las sinergias y trayectorias que se construyen alrededor de eso. No puede existir desarrollo territorial sostenible sin la participación de la gente. 

Santiago Santamaría, el fundador de Jericó, se propuso hacer una aldea alrededor de la economía familiar campesina. Eso hace parte del ethos de municipios como Támesis, Jericó, Tarso, Pueblo Rico, Valparaíso y Caramanta. Existe una trayectoria de desarrollo consolidada posteriormente con el café, el cual generó el proceso de desarrollo rural más equitativo y duradero de Colombia.

NA: ¿La oposición entonces a la minería no es absoluta sino que depende de las particularidades de cada región?

SR: AngloGold Ashanti afirma que en la región no hay acuíferos, pero hay un auto de la ANLA quien le dice lo contrario, desmintiendo su publicidad engañosa. No obstante, no contamos con una línea base ambiental sobre el territorio. En Colombia carecemos de mucha información sobre nuestra riqueza natural. En tres salidas que hemos realizado con biólogos por la región hemos encontrado un insecto nuevo y una orquídea. En Europa encontrar una especie es un acontecimiento científico, acá es una cosa cotidiana. 

Un gradiente altitudinal como el que tienen Támesis y Jericó implica que tienen tres pisos térmicos, puede producir un sinnúmero de alimentos, su variedad de aves es inmensa, y hay conexiones de caminos prehispánicos. Es fundamental entender el territorio de forma sistémica, y eso no lo ha hecho AngloGold Ashanti. Jericó es uno de los 18 Pueblos Patrimonio de Colombia, estamos conectados con el Paisaje Cultural Cafetero que es patrimonio cultural de la humanidad y, según el Departamento de Antropología de la Universidad de Antioquia, Támesis es el lugar de Colombia con mayor cantidad de arte rupestre. Además, estamos siendo atravesados por unas autopistas que significan un mar de posibilidades de desarrollo.

NA: ¿Y el impacto ambiental de las autopistas?

SR: son un reto tremendo, pero las veo con buenos ojos. En 1885 se producían en el suroeste 6.000 sacos de café y 10 años después con el ferrocarril la producción era de más de 100.000 sacos. La conectividad transforma una región. Seremos una zona de amortiguamiento del Valle de Aburrá, pero también de habitación y turismo. 

NA: ¿Por qué son un reto?

SR: ¿Cómo garantizar que estas comunidades participen del desarrollo? Hay que evitar fenómenos de gentrificación y garantizar un relevo generacional del campo. Sin duda las autopistas tienen un impacto ambiental, pero también un valor de uso muy importante. Exportar cobre sin refinar no le genera a Colombia ningún valor de uso, además de unas regalías. 

NA: Esas regalías las estima AngloGold Ashanti en 52.000 millones de pesos anuales. Además de un aumento en los recursos de libre destinación de Jericó de 1.700 millones de pesos a 19.000 millones…

SR: hay un estudio de Fedesarrollo que matiza esos valores. Esos ingresos se percibirían durante los 21 años de explotación, pero durante los 4 años de construcción, cuando se generan los mayores impactos sociales, no se perciben recursos. 

Sin duda las regalías no son un monto menor, pero cuando se ve un municipio como Buriticá es importante evaluar cuánto cuesta atender socialmente unos territorios que atraen fenómenos de criminalidad. La maldición de los recursos es una teoría en donde en países con institucionalidad débil, ausencia de un monopolio de las armas en cabeza del Estado y propensidad a la corrupción, se incrementan las violencias y se mantiene las inequidades. 

NA: ¿Cómo es ese impacto social?

SR: son 4 años en los cuales no se reciben regalías ni impuestos, pero donde los municipios alrededor del proyecto deben asumir la presión de los servicios como educación, salud o vías que demandan 3.000 personas adicionales.

Quiero profundizar en una reflexión ética. El desarrollo es un término que debe ser flexible como los tiempos. Este es un modelo de desarrollo del siglo XX. El Producto Interno Bruto es una medida que se está empezando a replantear, y nosotros como país debemos evaluar nuestras ventajas competitivas de cara al siglo XXI en el marco de la crisis climática. Pensar solamente en el cambio climático es muy antropocéntrico. El debate va más allá de mantener nuestro nivel de bienestar cambiando las fuentes de energía que consumimos. Eso es sólo uno de los componentes. Hay una pérdida masiva de biodiversidad.

Los impactos de este tipo de proyectos son a perpetuidad, lo que técnicamente implica que no se pueden medir debido a que su incidencia es superior a un siglo. Las compensaciones, por otra parte, serán sólo de 21 años de operación. Quebradona mintió en la ecuación costo-beneficio. Sí se puede hacer minería, pero es necesario evaluar los territorios integralmente. Se generan 52.000 millones de pesos de regalías pero, ¿cuál es el impacto de 700 hectáreas de tierra que se pierde para siempre? 

Sin ser defensor del aguacate, es un negocio de 300 millones de dólares anuales que llegará en Colombia a 2.000 millones de dólares al año. Además es un cultivo permanente, un superalimento vegano, y Colombia es el único país que puede producir aguacate los 12 meses del año. 

NA: ¿La alternativa de desarrollo a la minería para estos territorios es entonces la agroindustria?

SR: es que no es una alternativa, sino que esa ha sido la trayectoria de estos municipios desde su fundación. Somos sistemas socioecológicos. Cuando se rompe la estabilidad social de un territorio suceden cosas muy graves.

Debemos evaluar nuestra responsabilidad con el mundo y nuestro rol siendo el país más biodiverso por kilómetro cuadrado. Los ecosistemas más costo-eficientes para el secuestro de carbono son los tropicales, particularmente las montañas de los Andes. El rol de Colombia debe ser construir una economía del conocimiento alrededor de la naturaleza. 

El desarrollo cafetero en los Andes terminó tejiendo un agroecosistema: el café sombrío. En Támesis existe una finca que es un Key Biodiversity Área debido a la cantidad de especies de aves que tiene. Suroeste debe capitalizar en oportunidades económicas la biodiversidad, conjugada con la agricultura y el turismo.

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