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No es por hacer drama

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La situación de la cultura en Medellín es dramática. La ciudad que otrora se conociera en el país y en el mundo por tener un ecosistema cultural robusto y un presupuesto de inversión incluso superior al de la nación en esta cartera, hoy está pasando por uno de sus momentos más difíciles. Y este no es un problema que se venga gestando en tiempos recientes, es casi una década de lucha incesante de artistas, ciudadanos y colectivos para que no se asfixie la cultura en Medellín. Durante este tiempo las tormentas han sido muchas: una pandemia, recortes presupuestales y administraciones mezquinas y una monopolización de los espacios y las expresiones artísticas.

La cultura ha representado para Medellín y su historia un pilar fundamental de su construcción identitaria. Este valle ha sido cuna de grandes artistas, escritores, actores, directores, colectivos, museos, etc. En su momento la cultura también fue una de las herramientas más valiosas de los ciudadanos para plantarle cara al terrorismo de los años oscuros en que las balas casi exterminaron a una generación. Las diferentes expresiones artísticas se convirtieron en una herramienta poderosísima para resistirse a la violencia. Son muchas las historias de superación de personas que gracias a la inversión pública y privada hoy portan un pincel, una pluma o un instrumento es vez de un fusil. 

Es por eso, por lo trascendental de la cultura para la ciudad, que es tan preocupante que hoy ese sector se encuentre golpeado y muchos de sus actores en riesgo de desaparecer por problemas de manutención. Y es que el trabajo de estas personas y agrupaciones depende enteramente de los ingresos que le llegan por la oferta de sus servicios y en algunos casos aportes privados o financiación pública que es cada vez más escasa. Esta situación de desfinanciación por parte del sector público ha hecho que se fortalezcan las relaciones entre el sector cultural y algunas empresas, cajas de compensación u organizaciones internacionales, pero los incentivos públicos ya sea en dinero o especie son indispensables para mantenerse a flote.

El mayor punto de fractura de una relación que ya se venía presentando desde administraciones anteriores, fue con la alcaldía de Daniel Quintero. El incumpliendo, los cambios en diferentes entidades y la politización fueron el factor común de este último periodo, que no será recordado de forma grata por el sector cultural. Para tener un poco más de perspectiva sobre los retos y expectativas respecto a la nueva administración en esta materia, decidí consultar al activista y gestor cultural Rafael Augusto Restrepo quién lleva muchísimos años trabajando por estos temas en la ciudad y la comuna nororiental desde la música y el muralismo.

Estos son algunos apartados de nuestra conversación:

Samuel Machado: ¿Qué podemos esperar los ciudadanos y el sector cultural de la nueva administración distrital y su secretario?

Rafael Augusto Restrepo: Una asignación responsable de recursos para el sector es la respuesta a la demanda de un sector que aporta y que necesita una relación de reconocimiento de las prácticas y los procesos. La administración empieza bien, con una actitud de diálogo con un sector que venía de cuatro años de mala comunicación con lo público. Restablecer confianza es el camino. El reto que le espera al secretario es gestionar en el concejo los recursos. Hay que fortalecer los escenarios culturales en los territorios. Levamos doce años de un retroceso tremendo de la escena cultural en los territorios.”

SM: ¿Qué temas se deben poner sobre la mesa en la discusión de nuevos proyectos?

RAR: “Uno de los temas es como se puede desde la administración municipal con alianza del sector privado la activación de nuevos focos de muralismo en la ciudad, en esas galerías urbanas, que sirvan para descentralizar el tema turístico que ya se está viendo congestionado en Poblado y Comuna 13. Otro tema repotenciar la Red de Escuelas de Música, dignificar el trabajo de los profesores con la contratación justa, que ellos puedan tener unos procesos adecuados en el año, sin fragmentación de la contratación, que puedan tener contratos que les den la tranquilidad como profesionales. Reactivar a través de presupuesto participativo y también desde la secretaría la escena cultural en los territorios es una demanda de mucha gente en Medellín, una cosa que extrañamos es una agenda cultural permanente en los territorios, no solamente en las casas de la cultura, sino que también se pueda sacar a la calle la oferta cultural”

La demanda de los ciudadanos es por una administración que escuche, respalde y construya de la mano con estos actores. La recuperación de este ecosistema en la ciudad requiere de voluntad y articulación, de respeto por los procesos, los modelos exitosos y las capacidades instaladas. La cultura no puede quedarse en un segundo plano de prioridades. Más inversión, más escenarios, más espacios de formación y promoción son la senda por la que se debe transitar para recomponer una relación fragmentada

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/samuel-machado/

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