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No Aptos para la complejidad

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Una de las cosas en las que más me he fijado en el último tiempo es en nuestra compulsión por ser hinchas, por ver la vida en términos absolutos. Como le leí a Juan Esteban Constaín en una columna, el origen de esa visión de la realidad se atribuye al persa Manes, que en siglo II d.C. fundó su religión universalista a partir de la distinción entre luz u oscuridad, bien o mal. No es muy novedoso decir que entender el mundo como un enfrentamiento de polos genera problemas en términos de deliberación democrática. Enunciarse individualmente como “el bueno” y calificar a los demás como “los malos” impide el reconocimiento del otro como un interlocutor. La división en dos bandos políticos se sostiene en la construcción maniquea del mundo. 

En ese contexto nos convertimos en policías de la consistencia. Buscamos cualquier actuación que pueda revelar una contradicción entre las ideas que dice defender una persona y sus actuaciones. Detrás de expresiones como “revolucionario de Chapinero” o “negro de derecha” hay un llamado policivo a mantener la consistencia de principios que nos identifican con un bando u otro. Creemos que las personas son paquetes herméticos de principios inviolables. Fantaseamos con la pureza conceptual y su representación en comportamientos consecuentes. Hay una tontería grande en asumir que las personas son sistemas de pensamiento, en pretender que actúan como si fueran panfletos ideológicos.

Ayer yo caí en ese juego de los dualismos y la consistencia. Le hice un chiste a una persona que asumo tiene un pensamiento cercano a la derecha por estar cantando música protesta. En ese chiste bobo reconocí una petición de coherencia que ensombrece la complejidad de las personas. ¿Acaso una persona de derecha no puede ver la belleza de las canciones de un revolucionario cubano? Es una pregunta retórica porque por supuesto que sí. La consistencia es un pedido inútil. Las personas no nos reducimos a nuestra postura política, y no determina absolutamente todo lo que hacemos. Noapto, este medio de opinión con pocos años de vida es una invitación a rechazar las hinchadas, los dogmatismos y los paquetes ideológicos. Acá escriben personas de distintas posturas, con orígenes sociales y oficios diversos; que tienen posiciones ideológicas más o menos claras pero que no rechazan la discusión con los que consideran contrarios. Tratar de entender el mundo con sus distintos matices es parte de lo que pretende este medio. Que entendamos que lo político es sólo un aspecto de nuestras vidas, y que algunas veces, cuando uno está cantando Silvio Rodríguez en una fiesta, es el menos importante.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

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