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La semana pasada el secretario de Cultura Ciudadana de Medellín estuvo en el concejo presentando el déficit de más de 80.000 millones que tiene esta dependencia para operar en el inicio de la actual administración. Luego de su exposición, hablaron algunas de las personas afectadas por el incumplimiento en el pago tras prestar sus servicios en el Festival de Cine y Artes Audiovisuales “Miradas Medellín”, que se convirtió en política pública de la ciudad en 2022 gracias a una cacareada labor de la exgestora social Diana Osorio. La esposa de Daniel Quintero celebró en su momento el acuerdo municipal y dijo que “toda la primavera audiovisual de Medellín tendrá un espacio para exponer”.
Lo que le faltó decir a Osorio es que esperaban que los curadores, directores y demás trabajadores audiovisuales participaran en Miradas sin pago. En diciembre del año pasado se denunció que el festival les adeudaba a 39 trabajadores cerca de 340 millones de pesos. Para que el cuento gane en oscuridad, se supo también que a unas pocas personas les pagaron luego de que la denuncia se hiciera pública desde sucursales bancarias en Quibdó. ¿por qué las obligaciones de la administración pasada se pagan desde cuentas en otro departamento?
Catalina Arroyave, directora de cine, fue una de las que habló en el concejo. Su lectura de la situación describe el desastre de que el Estado estafe a sus ciudadanos. “A mi alguna gente me dijo: ¿y no firmaste un contrato?, ¡cómo no firmaste contrato! Quién se iba a imaginar que la alcaldía nos iba a estafar. Perdón por ser ingenua y confiar en las instituciones públicas”. La estafa de Miradas tiene graves implicaciones en la confianza ciudadana. La gestión de la administración pasada dejó una herencia con la que es muy difícil trabajar en el sector público: a las grandes fallas que tiene la institucionalidad para responder a las demandas ciudadanas en términos de necesidades básicas, se suma ahora, gracias a Álvaro Narváez, Diana Osorio, Daniel Quintero y compañía, la estafa y el incumplimiento de relaciones laborales. Ya no sólo se mira con sospecha lo competente que es el Estado para solucionar problemas, si no que se evidencia que le roba a la gente con la que trabaja.
De acuerdo con la Encuesta de Cultura Ciudadana de Medellín 2023 el porcentaje de ciudadana(o)s que confiaban “mucho” en la Alcaldía se desplomó, pasando del 38% en 2019 al 18% en 2023. Además, entre el final de la administración de Federico Gutiérrez y la conclusión del gobierno Quintero, hubo un aumento de 4 puntos porcentuales en las personas que declaraban no confiar “nada” en la Alcaldía de Medellín. Reparar la confianza es la difícil tarea de la actual administración. Que no sea una ingenuidad que las personas en Medellín confíen en sus instituciones, que esa confianza no vuelva, nunca más, a ser estafada.
Dato adicional de la infamia: el engaño no fue sólo en Miradas, se extendió a otros eventos y festivales de la ciudad. Por ejemplo, en Festitango no se les pagó a varios jurados y artistas internacionales. La estafa también fue a nivel mundial.
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