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El recientemente posesionado gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, anda exhibiendo aquí y allá que, para él, el mundo se presenta en blanco y negro.

Dijo, al final de un consejo de seguridad —poseído tal vez por el espíritu de Bukele, que anima el autoritarismo de norte a sur de la región— que el departamento necesita más cárceles y que construirá tres nuevas. Lo básico: encerrar como solución.

Eso fue al principio de la semana. Y cuando ya llegaba al fin de sus días este largo mes de enero, soltó tal vez la que será una de las grandes pifias de su mandato: «La Universidad de Antioquia: rigurosa en la academia y abierta en formación, debate de las ideas y confluencia de saberes, debe cuidarse. En Consejo Superior pedí explicación por este listado. Personas que llevan muchos semestres y que, por alguna razón, nunca se gradúan. Me temo que aquí podrían estar los que van a la Universidad a cosas diferentes a estudiar», trinó.

El relato detrás del dato de su “denuncia” ha sido más que analizado: desde la ausencia de contexto en el comentario de Rendón hasta la verdadera dimensión de las cifras (trabajo que, por demás, hicieron tuiteros juicios en lugar de periodistas en salas de redacción, más preocupados en ampliar el mensaje con titulares que aseguraran clics que en interpretarlo, analizarlo y darle contexto).

Lo que subyace en el trino es puro prejuicio. La idea, vaga y peregrina, de haber logrado dilucidar lo que nunca nadie había visto: Andrés Julián sumó uno más uno… pero el resultado le dio tres.

La conclusión de Rendón no es exclusiva: el partido al que representa —y buena parte de sus votantes, supongo— están de acuerdo con él. No es de extrañar. Desde hace años sobrevuela sobre lo público el estigma de lo que no funciona. La universidad pública no se escapa de ello. Acostumbrados a juzgar desde el privilegio o la ceguera parcial de las anteojeras, es fácil caer en la trampa que propone el gobernador: reforzar los prejuicios.

La desafortunada frase «Me temo que aquí podrían estar los que van a la Universidad a cosas diferentes a estudiar» se hermana con aquella otra triste, pero célebre sentencia —que bien podríamos llamar veredicto— «no fueron a recoger café».

Al propio Rendón, que según parece tardó más de 10 semestres en graduarse como economista, puede que no le importe el tiempo que un estudiante necesite para obtener su grado, pero lo que pide es poner bajo vigilancia a los de la Universidad de Antioquia, de los que parece recelar. Es que esos son, podría uno pensar, los que no le gustan.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/mario-duque/

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