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Mateo Grisales

La Secretaría de la (No) Violencia

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"Compadezco al Secretario. Estos principios no son fáciles ni de seguir ni de aplicar, y solo quienes han sido grandes personas han logrado dignificar esta sabiduría. Por la misma razón les exijo a él y a la administración que representa, que no mancillen con sus actuaciones, el nombre de una noble doctrina que no tienen la altura de asumir." 

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Si estaban buscando nombres, les propongo uno: el regreso de las momias”. Pareciera un juego de palabras de niños en el contexto de Halloween, pero tristemente son las palabras del Secretario de la No-Violencia de Medellín. Lo peor, es un comentario que hace en Twitter a los ataques pendencieros del Alcalde Daniel Quintero, azuzando a la confrontación y al constante irrespeto a sus opositores. Aunque fuera el colmo, la realidad es que este tipo de comportamientos es común en la administración de Quintero, también lo es de parte de Juan Carlos Upegui, quien funge hoy como Secretario de la No-Violencia. 

La Secretaría de la No-Violencia fue creada en septiembre del 2020 y, aunque el debate alrededor de esta ha sido la designación como Secretario al primo de la esposa del Alcalde, considero que el debate debería centrarse en lo que significa tener una secretaría con esa misión en la que en otrora fuera la ciudad más violenta del mundo. Tener un secretario que con sus acciones desconoce los principios fundantes de la Noviolencia y que no invita a la reflexión hacia adentro de la administración sobre la dignidad de este nombre, debería provocarnos, al menos, una reflexión. Y ser para el secretario, una lección. 

Nombrar una dependencia de la administración pública con el mismo nombre de una de las doctrinas filosófica de resistencia política -no hegemónica- y cambio social más nobles del mundo, que fue practicada y divulgada por Mahatma Gandhi y Martin Luther King, es en definitiva o un reto o una afrenta, una burla mezquina si no se asume con la altura que demanda. Y quiero explicar por qué. 

Martin Luther King, en su libro Stride Toward Freedom, explica los fundamentos conceptuales sobre la no violencia y por qué estos deberían guiar la lucha por la libertad. Estos son los principios que debe asumir el “resistidor no violento”: La comunidad es el objetivo final. Con la Noviolencia no se busca derrotar o humillar al contendor, sino que busca su entendimiento para llegar a acuerdos. El resultado de la No-violencia es la comunidad. 

Atacar las causas del problema y no a las personas. El resistidor Noviolento tiene la visión para discernir entre la violencia y la persona que ejerce la violencia. Este discernimiento permite descubrir qué es lo que hay que atacar y, llevar a quien lo representa, a que sea un aliado contra ello. 

Evitar no solo la violencia física, sino también la espiritual. El resistidor Noviolento no sólo se rehúsa a dispararle a su oponente, también debe rehusarse a odiarle. 

Aceptar el sufrimiento por el bien de la causa: el resistidor no violento está dispuesto a aceptar la violencia si es necesario, pero nunca estará dispuesto a infringirla. La venganza nunca podrá ser su camino porque sabe que esta solo genera más violencia. 

El universo está del lado de la justicia. El creyente de la no-violencia tiene profunda fe en el futuro. Y aunque sabe que la justicia tarda, esta siempre tiene compañía cósmica. 

La Noviolencia no es una doctrina fácil de practicar y por eso quise dejar de último el principio número uno: Este es un modo de vida para valientes: siempre hay alternativas a la violencia: la violencia misma es un camino. Pero quien asume la Noviolencia como modo de vida debe enfocar las fuerzas físicas en la valentía de la fuerza espiritual. Se le exige que sea activo y valiente. 

Compadezco al Secretario. Estos principios no son fáciles ni de seguir ni de aplicar, y solo quienes han sido grandes personas han logrado dignificar esta sabiduría. Por la misma razón les exijo a él y a la administración que representa, que no mancillen con sus actuaciones, el nombre de una noble doctrina que no tienen la altura de asumir. 

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