El miedo erosiona la vida

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El dolor es intenso y agudo en un costado del abdomen. Suele venir en oleadas y es tan fuerte que el cuerpo reacciona como si estuviera ante una inminente amenaza y fuera necesario huir; por eso, genera otras reacciones fisiológicas como aumento de la frecuencia cardiaca, vómito y sudoración.

En las escalas del dolor es considerado como uno de los más intensos que se experimentan, junto con el dolor del parto. Diagnóstico: cálculo renal.

Padezco de esos dolores desde hace 21 años, con épocas de crisis permanentes y otros periodos largos sin molestias. Ya reconozco los síntomas e identifico el proceso. Sin embargo, la causa no estaba muy clara. Algunos exámenes, cirugía, citas con especialistas y nada. Muchos “tal vez” o “puede ser esto o aquello”.

En medio de la indagación propia he ido encontrando un punto común: el miedo. Las primeras relaciones aparecían en ámbitos más esotéricos: alguien me dijo que los riñones están relacionados con emociones como el estrés y el temor. Poca fuente científica, pero la experiencia me iba mostrando que después de episodios de mucho estrés, llegaba una crisis de cálculos.

Seguí con la búsqueda de causas y en terapia comprendí que todo lo que pasa en la psiquis tiene efectos en el cuerpo y todo lo que pasa en el cuerpo tiene efectos en la psiquis. Entonces aquello que al principio sonó descabellado, luego empezó a tener cierto sentido.

Finalmente, algunas aristas de la ciencia y de la filosofía también lo confirmaron: no somos entidades separadas como creíamos. No hay manera de que podamos comprender qué pasa en nuestro cuerpo de manera aislada con lo que sucede en el cerebro.

Nos hicieron creer que razón y emociones son asuntos desconectado. Ahora, con el uso de tecnologías maravillosas y con la integración de distintas disciplinas, la neurociencia nos enseña que somos una unidad en la que todo está relacionado. Ya sabemos, por ejemplo, que tenemos neuronas en el estómago, por eso le dicen “el segundo cerebro”.

Hoy sé que el miedo, el estrés y la ansiedad aumentan la producción de hormas como la adrenalina y el cortisol, lo que puede alterar la función renal y aumentar el riesgo de formación de cálculos.

En nuestra época, en nuestros contextos citadinos, parece que no tenemos una amenaza concreta. Sin embargo, hay fuentes de temor y estrés en todas partes. Así, el miedo se instala en el cuerpo y hace mella. Actúa con sigilo y poco a poco va erosionando la vida.

Entonces, del dolor intenso que producen minúsculas piedritas expulsadas del riñón he ido confirmando dos aprendizajes: primero, que no somos partes medio unidas. Somos una unidad maravillosamente diseñada, que funciona de manera interrelacionada y en la que el mínimo estímulo genera efectos impresionantes.

Segundo, que en este contexto en el que los insumos del temor abundan, hay que esforzarse por buscar fuentes de afecto y calma. Buscar serenidad en lo básico. Aprender del dolor. Y, sobre todo, estar atentos a los propios síntomas, porque un dolor en el abdomen puede empezar en la amígdala del cerebro.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/maria-antonia-rincon/

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