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“El centro tiene la deuda de generar emoción en el electorado” Felipe Murillo

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Felipe Murillo es Politólogo con énfasis en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad EAFIT. Tiene una maestría  en Ciencia Política y Sociología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Buenos Aires. Ha trabajado tanto en el sector público como en la investigación académica, y actualmente es  profesor, investigador y Jefe del Pregrado en Ciencias Políticas de la Universidad EAFIT. En No Apto hablamos con él para analizar los resultados de las elecciones legislativas que han tenido en vilo al país durante más de una semana. 

Ruidos sobre la transparencia y salidas en falso del Registrador, cambios significativos en la composición del Congreso entre el preconteo y el escrutinio, además de llamados de diferentes fuerzas políticas a un recuento generalizado de los votos, han hecho de esta elección un hito. 

No Apto: Empecemos por las consultas interpartidistas. ¿Los resultados implican que ya se conocen los ganadores de la primera vuelta o aún no hay nada definido?

Hay que comenzar por una premisa, y es que en política los muertos resucitan. Sin embargo, sí es posible avizorar un panorama general de lo que se viene para la segunda vuelta. Creo que hay un candidato fijo que es Gustavo Petro, y hay un especio para definir quién será el rival de Petro. Hoy la persona que más se perfila es Federico Gutíerrez. Sin embargo Gutiérrez comparado con los candidatos de la Coalición Centro Esperanza no es tan conocido. Al revisar las encuestas, Sergio Fajardo tiene mayor reconocimiento que Federico Gutiérrez. Eso puede jugar en contra, aún cuando no es definitorio. Además de eso, surgen otras variables. Ya no será necesario pedir un tarjetón en particular, sino que en el mismo estarán todas esas opciones. 

El resultado de cada una de las tres consultas ha llevado a muchos a declarar al centro como el gran perdedor. ¿Esto se debe a las fricciones por ventilar públicamente sus diferencias, o  es un asunto más de fondo sobre su propuesta de país? 

Es un poco de ambas. Hay evidencia absolutamente clara de las divisiones que se generaron, tanto de esquemas electorales como éticos. Por ejemplo el  Nuevo Liberalismo con una lista en el Congreso independiente de la Coalición Alianza Verde-Centro Esperanza. Un grave error que llevó a que el Nuevo Liberalismo no alcanzara el umbral. Un segundo error, tanto ético como de fondo, es la gran deuda que tiene el centro con generar emoción en el electorado. La política tiene un gran nivel de tecnicismo. Hay una variable técnica y otra programática, pero la política no es solo eso, y menos la política electoral, que tiene un componente emocional muy fuerte que el centro no ha podido ni sabido estructurar en un discurso que combine técnica y emoción; lo cual se ha evidenciado en estos resultados. 

¿Qué significa la victoria de Federico Gutiérrez para la derecha?

Es el candidato que menos se esperaba que llegara con tanta fuerza posterior a unas consultas. Si bien tenía opciones, creo que nadie avizoraba un triunfo tan claro. Hoy Federico Gutierrez, quien pasa de la Alcaldía de Medellín a la campaña presidencial, sin ningún salto intermedio, se está convirtiendo en un gran opcionado para ocupar la Presidencia de la República. Eso no es tan común. Quizás sólo si se compara con la trayectoria de Iván Duque, quien llegó sin una trayectoria muy destacada. 

Lo que simboliza hoy Federico Gutierrez no sólo para la derecha, sino para quienes encuentran en Gustavo Petro una amenaza hacia ciertos elementos específicos, encuentran su cabida. Federico entró pisando fuerte, y esta consulta fue un tanque de oxígeno que no necesitaba aún, pero que se puso a la espalda y le permite entrar muy bien posicionado a la contienda. 

¿Y este triunfo lo convierte como el grán líder de la derecha, desplazando a Uribe de esa posición? ¿O eso aún no está claro?

Aún me reservaría decir si reemplaza a Uribe en esa posición. Lo digo porque Uribe ha significado para la derecha una imagen absolutamente robusta, y aún hoy el Centro Democrático, si bien debilitado, tiene fuerza y curules en el Congreso relevantes así sea en menor medida que hace cuatro años. Eso también responde a lo que Robinson y Acemoglu llaman coyunturas críticas. El Centro Democrático no se acopló a estas coyunturas críticas, sino que por el contrario rechazó esas coyunturas como por ejemplo esas movilizaciones sociales del año pasado. Quien mejor supo leer las movilizaciones sociales no fue el Uribismo sino el Pacto Histórico, y eso da cuenta de sus resultados. No me atrevería a decir que Federico Gutiérrez sea el reemplazo de la imagen de Uribe, pero es una imágen oxigenada de la derecha, con un rostro jóven y carismático. Eso tiene implicaciones, ya que es una persona que respira algo muy diferente a lo que respira Alvaro Uribe. 

¿Y la votación de Francia Márquez? considerando que el grueso de su votación fue en Bogotá

Hoy Francia Márquez se está consolidando como una de las fuerzas alternativas y de periferia en Colombia. Está mostrando una Colombia que muchas personas no estaban acostumbrados a nombrar. Si bien el nivel de tecnicismo en sus propuestas puede ser problemático, la política está buscando construcciones discursivas, y ellas están construyendo un discurso novedoso y atractivo para personas de la periferia, para jóvenes, y para mujeres, que están encontrando una representación en ella. 

Ven en ella una figura que históricamente ha sido marginada, no sólo por su trayecto de vida, sino por su color de piel y por ser mujer, una figura que las representa. Es capaz de unir un discurso diferente del que estamos acostumbrados. Y eso se ha dado no sólo en el pacífico sino en el centro del país. Está demostrando que es un discurso que está calando en las grandes centralidades que ha tenido Colombia. 

Ahora hablemos del Congreso. ¿Qué tan aparente o real será la renovación?  

En la Cámara de Antioquia, resultaron electos 11 representantes nuevos por ejemplo. No obstante, sólo dos o tres de esas personas son una verdadera renovación. Los demás, son personas absolutamente afines a cacicazgos y padrinazgos absolutamente tradicionales. Estas personas representan casas políticas de Bello, de Itagüí, familiares de presidentes del Congreso, de manera que no se puede hablar de una renovación cuando muchas candidaturas son apadrinados por la política tradicional. 

Hay dos o tres personas que sí llegan a renovar el Congreso, y que responden a coyunturas críticas como el caso de Susana Boreal, que son su participación en las manifestaciones del año pasado a través del arte, y con una trayectoria política de sólo un par de meses, logró hacerse un campo en la lista del Pacto Histórico en el segundo renglón. También está el caso de David Alejandro Toro, quien encabezó la lista, y llegó allí gracias a su cercanía con el Alcalde de Medellín. 

Por otra parte, el Centro Democrático había sacado 500.000 votos en la Cámara en el 2018, lo cual correspondió a siete curules. Para estas elecciones alcanzaron sólo cuatro o cinco curules. Sigue siendo la fuerza política en Antioquia más numerosa, sin embargo hay una reducción de 100.000 votos. Pero por otro lado, el Partido Liberal y el Partido Conservador lograron una manutención de sus fuerzas políticas, los dos partidos más tradicionales del país. Eso es algo muy importante y que quizás la gente lo deja pasar. Son partidos que en redes no sobresalen, pero que en la ruralidad tiene una fuerza tremenda. Cada uno mantuvo sus tres curules. 

Incluso recibieron muchos votos sólo por la lista; votos de opinión… 

Tal cual. Es una disciplina partidista que domina desde la tradición que expone Weber. Hay una tradición que no es fácil de borrar. Pero también, antes sólo estaba Jorge Gómez y León Freddy Muñóz como una expresión de izquierda, y en esta oportunidad el pacto Histórico logró dos o tres curules, la Alianza Verde otras dos curules, y la Coalición Centro Esperanza una curul.

Ahora, respecto al Senado, el triunfo del Pacto Histórico es un fenómeno impresionante. Las 19 curules del Pacto Histórico, sumadas a las 13 de la Coalición Centro Esperanza y Alianza Verde, demuestran que hay un giro en el país nunca antes vista. En la historia de Colombia nunca había habido una fuerza política ligada al progresismo, la izquierda y la centro izquierda. Antes los Decentes no superaron tres curules y Alianza Verde nueve. Superaron con creces los resultados anteriores, y eso es relevante para Colombia, un país acostumbrado a una configuración política muy tradicional de pocos cambios. Ahora, ¿el cambio fue de fondo? Vale la pena preguntárselo. Pero sólo la forma es un golpe. 

¿Y esa nueva configuración que implicaciones tiene para la relación del Ejecutivo de cada uno de los candidatos?

Para Gustavo Petro es una fortaleza. Que un candidato de izquierda tenga en sus filas 19 senadores y más de 25 Representantes a la Cámara es un espaldarazo tremendo. No está actuando bajo escenarios ficticios sino que está actuando bajo escenarios absolutamente sólidos. No es lo mismo ser candidato a la Presidencia sin una presencia en el Congreso que con ella. Eso puede ser una piedra en el camino para Federico Gutiérrez, quien llega por un movimiento independiente, sin una presencia en el Congreso que pueda empujarlo. Mientras que Fajardo por su parte entra con un grupo fuerte de Congresistas, eso podría resucitar a un centro absolutamente golpeado. 

Rodolfo Hernandez si bien no tiene gran participación en el Congreso, es un fenómeno político muy interesante, pero a mi parecer no tiene las posibilidades de llegar a segunda vuelta. Va a tener una votación importante, y va a empezar a dar de qué hablar, pero no creo que tenga esas posibilidades.

A propósito de Rodolfo Hernández, ¿la inercia de las consultas implica que el debate será alrededor de los tres ganadores, o los demás tendrán alguna relevancia?

Las consultas son estrategia política. Todos sabíamos quién iba a quedar en la consulta del Pacto Histórico, sin embargo eso rejuvenece la imagen de Gustavo Petro. Le permite competir, conseguir una gran cantidad de votos, e impulsar sus listas al Congreso. Esa consulta le restó a la Coalición Centro Esperanza, ya que fragmentó el voto entre muchos candidatos, y recibió muy pocos votos. Por último, la consulta del Equipo por Colombia es un impulso tremendo, le puso turbo a su candidatura, y a todas las fuerzas políticas allí representadas. David Barguil y el Partido Conservador están teniendo de qué hablar, el Partido de la U aún con su reducción también puede sumar. 

Además está la reciente afiliación del Centro Democrático, que también crea la duda si le resta o le suma. Pero a mi parecer no hay que restarle poder al Centro Democrático aún haya tenido una reducción y haya sido el claro perdedor en estas elecciones. Sin embargo también puede significar en una segunda vuelta un perfilamiento de Federico Gutiérrez como el candidato del Centro Democrático, que le reste credibilidad ante votantes de centro. 

¿Qué impacto puede tener esa renuncia tan prematura?

Su renuncia era el escenario natural. Ahora, la forma en que lo hizo, tan rápida y sin consultar aparentemente con su partido, puede generar un ruido no muy provechoso. Pero repito, es el Centro Democrático, que es un partido que no está ni muerto ni carente de representación, pero que también podría restar ya que estamos en un escenario similar al de hace cuatro años en donde el elector se enfrenta a elegir entre lo que simboliza el Centro Democrático o lo que representa Gustavo Petro, en donde Federico Gutierrez no quiere entrar a ser la figura que exprese las ideas del Centro Democrático sino tomar votaciones más del centro. 

Y el fenómeno de Miguel Polo Polo. ¿Qué implica esto para las curules poblacionales? Algunos han querido insinuar un problema ético. 

Varias cosas. Lo primero, es que estamos viendo la política de los influencers. Es una persona que se muestra en  redes y que es explosiva en su comportamiento. No es sólo él, sino muchos otros candidatos que tienen una participación tan fuerte que encontraron una gran votación. 

Ahora, Miguel Polo Polo efectivamente es una persona afro que representa a un grupo de negritudes. ¿Que porque sea de derecha hay que deslegitimar? No. Es incorrecto ideologizar a fondo a una persona que sí representa a cuantos lectores pero sí a otros. No obstante, esa política de los influences sí empieza a desequilibrar esa representación que deberían tener las negritudes. Miguel Polo Polo sí representa a unos sectores, pero a muchos otros los deja de lado y a otros no los conoce. Incluso ha reconocido públicamente que él no sabe cuántas comunidades negras hay en el país ni que las representa todas, pero él efectivamente tiene una representación afro ganada en democracia. Pero se desdibuja ese vínculo programático de este tipo de circunscripciones que hay que analizar.

Y ser de derecha no tendría porqué afectar per se esa representación… 

Claro. La población afro es tan grande que y tan diversa que seguramente sea él u otro representante va a traer choques en esa representación. Asumir que es una población homogénea por su color de piel es problemático, aunque efectivamente debe haber un contenido programático claro, y unos conocimientos claros sobre las principales demandas. En medio de la diversidad hay ciertos acuerdos de las comunidades afro sobre sus demandas que deben ser representadas, y allí es donde Miguel Polo Polo puede poner estas demandas en vilo. No es un asunto binario. 

Por último, hablemos de las maquinarias. Desde la Ciencia Política cómo se analiza esta forma de hacer política. ¿Es un fenómeno único de Colombia? y ¿está necesariamente vinculado con fenómenos delictivos?

Las maquinarias responden mucho a su nombre. Son una estructura que al ser aceitada bajo determinados incentivos funciona y otorga unos resultados, en este caso, votos. ¿Toda maquinaria per se es absolutamente anti ética o moral? No necesariamente, y por eso hay que hilar muy delgado. No podemos decir que cualquier estructura política con un vicio de maquinaria es una estructura política ilegítima o corrupta. Sin embargo, en Colombia se han estructurado unas maquinarias bajo una relación clientelar de intercambio que ha generado un imagianrio de corrupción, que en efecto sucede. La relación de un tamal, una teja, un empleo público, o dinero a cambio de votos responde en muchos casos a lógicas ilegales. Sin embargo, estirar el concepto de maquinaria y rechazar todo lo que implica, anula ciertos análisis. 

¿Pero es deseable reducirlas a su mínima expresión?

Por la forma en que son concebidas en Colombia, sí. Ojalá se diera una reducción por las lógicas de las maquinarias colombianas que son clientelares y muy cercanas a la corrupción. Es provechoso en aras de la democracia reducirlas, pero eso no implica que toda persona que tenga una forma organizada de conseguir votos deba ser considerada delincuente. Ponerle rostro a las maquinarias no es fácil. No es fácil establecer cómo funcionan las maquinarias, y requiere un análisis cuantioso y el tipo de relaciones que existen. 

¿Y las maquinarias vienen en una trayectoria constante de reducción? ¿O a pesar del voto de opinión las dos formas serán relevantes?

Hay un espacio de estudio interesante para abordar ese tema. Si le ponemos rostro, podemos decir que el Partido Liberal y el Partido Conservador que representan la forma más tradicional de la consecución del voto, se evidencia que en la manutención de sus curules aún existe una supervivencia clarísima. Sin embargo, si nos vamos a otro tipo de movimientos, podemos encontrar que hay una fuerza muy interesante en lo que conocemos como voto de opinión. Sin embargo, ese voto de opinión es susceptible a formas de organización, y ahí es donde hay que hilar delgado. Que un partido se haga llamar alternativo no implica que en sus filas no tenga personas con maquinarias o que exhiba formas políticas absolutamente tradicionales. Las hay y de forma muy clara, hasta en los partidos que se dicen más alternativos. Por eso no todos pueden estar en el mismo costal. 

Sin embargo, sí hay que establecer ciertos límites éticos, y determinar hasta qué punto se debe relacionar con un movimiento con ese tipo de estructuras. Bajo la excusa de analizar cada transacción individual, uno no puede generar cohesiones con cualquiera. Se necesitan diálogos pero también límites. 

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