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“Cabeza inclinada a la izquierda: sordera parcial en oído derecho; primer punto de ataque. Dos: garganta; paralizar cuerdas vocales. No hay gritos. Tres: seguramente bebe mucho; gancho al hígado. Cuatro: finalmente, arrastra la pierna; golpe a la rótula. Pronóstico: 90 segundos inconsciente, movilidad en un cuarto de hora, ¿posibilidad de recuperación? escasa.” Con esta frase, la película de Sherlock Holmes lanzada en 2009 y que recaudó más de 520 millones de dólares, enamoró a sus seguidores. ¿Qué hizo que las personas se enamoraran de esta y muchas otras escenas similares? Que los llevó a creerse y a pensar como detectives. ¿Qué tenían en común estos diálogos? que todos los ataques propuestos se basaban en datos recolectados por su inigualable capacidad de observación y deducción lógica.
La semana pasada Medellín fue la ciudad anfitriona del Quinto Foro Mundial de Datos, un evento que reunió a más de 3,000 personas de más de 120 países que, durante cuatro días se dieron a la tarea de elevar conversaciones y acciones para mejorar el ecosistema de datos global, buscando mejorar la calidad de vida de cada una de la más de 8,200 millones de personas, así como los billones de seres vivos con los que compartimos los días y las noches.
“Datos, datos, datos…no puedo hacer ladrillos sin arcilla”, le decía Holmes a Watson, resaltando la importancia de contar con información para poder estructurar planes, estrategias, deducciones. Los datos están dispersos por todas partes: una imagen satelital es un dato; los años que restan antes de una reforma paramétrica al sistema pensional para intentar que este sea sostenible, es otro dato; la pregunta que una persona le hace a Chat GPT, es un dato, así como la respuesta; el blanqueo de ojos en una situación incómoda es un dato. La relación entre los datos y la razón humana es fundamental y compleja, pues ambos se complementan para la toma de decisiones que hacemos a cada instante, así como la formación del conocimiento (que en cada caso es distinto) y la comprensión del mundo.
Vivimos en el momento de la historia humana con mayor cantidad de información posible. Esta condición de por sí favorable, nos expone, porque no todos sabemos cómo acercarnos a los datos. Y si uno no sabe hacerse las preguntas correctas, es posible que sea más fácil ser engañado. Especialmente en espacios como internet, donde circulan más mentiras que verdades. Es por eso por lo cual, al ver un dato, debería venir una pregunta antes que una afirmación.
“Es un gran error teorizar antes de tener datos. Sin duda comenzaríamos a ajustar los hechos para refutar teorías, en lugar de que las teorías refuten los hechos.” le enseñaba el detective a su amigo. Nosotros, que somos tan dados a señalar y después entender, podríamos impresionarnos al conocer que el gasto anual en alimentos para mascotas asciende a $125 mil millones de dólares, mientras que para la lucha contra la tuberculosis es de apenas $5,700 millones. Si usted pensó que es increíble todo lo que e gasta en alimentos para mascotas con respecto a la tuberculosis, le recomiendo leer nuevamente el inicio del párrafo, así como la última frase del anterior. Lo primero a lo que nos invitan los datos es a preguntarnos por qué son como son, de dónde vienen, qué nos quieren decir y si son comparables. De lo contrario, y como es costumbre, se usarían los datos para deformar la realidad y llevar a las personas a pensar cosas que pueden no tener relación alguna.
En una sociedad tan pasional como la nuestra, donde tendemos a pensar con el corazón y no con la cabeza, nos haría bien comenzar a cambiar nuestra relación con los datos. Para ello, por paradójico que suene, lo primero es volverlos sexis, es decir, que nos cautiven: primer punto de ataque. Dos: tenemos que aprender a hacer las preguntas correctas con respecto a la infinidad de datos que recibimos a diario. Así aparecen las certezas o las dudas razonables. Tres: saber de dónde provienen los datos, cuál es la fuente. Cuatro: finalmente, compartir aquello sobre lo que tenemos certezas y podemos comprobar; golpe mortal a las fake news. Pronóstico: personas con mayor capacidad de pensar, de interpretar, no solo de repetir lo que lee o escucha o ve; una tarea más difícil para quienes buscan desestabilizar con datos falsos; una sociedad que entiende mejor qué tiene y qué necesita, porque ahora observa mejor…como Sherlock Holmes.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/andres-jimenez/