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Carta abierta al gobernador de Antioquia

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Gobernador, estas palabras las escribe un antioqueño que, aunque no votó por usted, reconoce, primero, su genuino amor por la región y, sobre todo, es consciente del enorme peligro, los retos y las amenazas que enfrenta nuestra tierra en este momento de su historia, con un gobierno central hostil a Antioquia, a su cultura, a su tejido empresarial y a su gente. Venimos padeciendo un proceso de profunda adversidad, donde los clanes políticos y mafiosos determinaron el rumbo de nuestra capital durante los últimos cuatro años, poniendo en jaque a todo el Establecimiento paisa y generando un resquebrajamiento en el relato cultural, cuyos efectos tendremos que enfrentar en el mediano y largo plazo.

Usted fue elegido con el honroso título de Gobernador de Antioquia por cerca de 950 mil personas, siendo la más alta votación que ha recibido un candidato en la historia reciente. Ese mandato popular se produce en gran medida como acto de rechazo contra el centralismo bogotano, el cual ve en Antioquia una amenaza para la consolidación de la deriva totalitaria del régimen de Gustavo Petro. Por eso la importancia de la necesaria iniciativa impulsada por usted, y que busca la autonomía fiscal de las Regiones, pues representa un clamor silenciado por décadas, el cual podría permitir la culminación y el desarrollo de obras sociales y de infraestructura que son vitales para dar un salto adelante en la generación de capital en el departamento, reduciendo la pobreza, generando empleo y mejorando la calidad de vida de los paisas. Adelante, Gobernador, en esta lucha por la autonomía fiscal de Antioquia. Ya vendrá el momento oportuno para el debate sobre la autonomía política.

Es también de aplaudir su preocupación frente al mayor martirio que vivimos hoy los ciudadanos, sobre todo quienes habitamos la ruralidad. La inseguridad en Antioquia ha desbordado los límites de la institucionalidad, siendo esta incapaz de contener los constantes casos de masacres, asesinato selectivo, desplazamiento forzado, secuestros y extorsión. La grave situación de inseguridad en el departamento no sólo afecta la totalidad de nuestro aparato productivo, sino que hace imposible la vida cotidiana en medio del temor a los enfrentamientos entre estructuras mafiosas por el dominio de las rentas ilegales. Los frentes de seguridad ciudadana propuestos por usted involucran y empoderan a las comunidades en un trabajo conjunto por la salvaguarda de sus propios derechos. Esta alianza entre institucionalidad y ciudadanía será fructífera si se sostiene sobre los principios de solidaridad y cooperación comunitaria, promoción de la convivencia pacífica y prevención del delito.

Quisiera detenerme en la reflexión sobre la necesaria intervención de su administración para frenar el deterioro en los procesos culturales del departamento, pues no sólo tenemos un gobierno nacional hostil a Antioquia y una actividad delincuencial que actúa como poder fáctico en gran parte de nuestras regiones, sino que enfrentamos también una profunda crisis de valores y la decadencia de un relato identitario regional que ha menoscabado el amor por esta tierra montañera. Pero me compete ahora llamar su atención sobre otro fenómeno igual de corrosivo para nuestro presente y futuro como los anteriormente mencionados.

Gobernador, el verdadero artífice de su victoria electoral en octubre pasado no fue José Obdulio ni sus publicistas; fue una ciudadanía combativa que enfrentó por 4 años la Estructura Criminal que se tomó la pasada Alcaldía de Medellín y cartelizó más de 268 mil millones de pesos, atentando de manera directa contra los niños, los jóvenes, los ancianos y en general las personas más vulnerables de la Ciudad. Por esta razón, crea confusión, desazón y malestar saber que a su Gobernación han llegado personajes profundamente cuestionados por su relación con esa alcaldía, como el exsecretario de movilidad, Víctor Piedrahita, el todopoderoso Eugenio Prieto o el señor Rolando Castaño, por citar sólo algunos de los beneficiarios directos de la corruptela que expolió a Medellín hasta dejarla casi en los rines.

Gobernador, la ciudadanía de hoy no traga entero. Luego del terremoto político, económico y social que vivimos, ha despertado en nuestra sociedad una fuerza que nos lleva a defender con dientes y uñas los recursos y el patrimonio público de Antioquia. Cumpla y honre el mandato que se le entregó en las urnas, y estirpe todo germen de corrupción que ponga en peligro la institucionalidad del departamento y la eficiencia en sus intervenciones.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/julian-vasquez/

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