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Juana Botero

Bajémosle a la escala y subámosle a la humanidad

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Entiendo que en este mundo todo quiere crecer y crecer, o más bien los humanos queremos que lo haga. Se nos ha vuelto una obsesión querer ver nuestras ideas crecer gigantescamente. Queremos ver levantarse robles con semillas de romero, palmas de cera con semillas de girasol, ceibas con semillas de lentejas. O peor, aun cuando tengamos semillas de árboles fuertes, grandes, de tallo ancho, queremos entonces que se multipliquen por millares, lo cual no permite que nada distinto crezca a su alrededor y que sus fuertísimas raíces rompan todo lo que se encuentren o que, en el peor, pero más normal de los casos, nuestros grandes arboles pierdan su naturaleza, porque los llevamos a ser lo que naturalmente no eran, robándoles su magnanimidad, su poder y su fuerza.

Somos la sociedad del gigantismo y lo que crece desmedidamente se atrofia cuando no nació para ser enorme. Estamos creando monstruillos al servicio de nuestro inconmensurable ego que pocos limites conoce. Le hemos robado el significado a la palabra “grande”, que no siempre significa más. A veces solo es eso, lo que es, la grandeza no es un adjetivo al servicio de nuestra capacidad de escalar, a veces es tan simple como sostener, mantener, cuidar y reconocer lo importante de las cosas en su justa proporción, ni más, ni menos.

En el mundo de los negocios esta obsesión de crecer, por la razón que sea, llegar a más gente o engrosar los sacos de monedas que llevamos pegados a los ojales de los pantalones; sea noble o no la intención, la verdad es que nos ha llevado a la locura.

Queremos llevar nuestras ideas a otro nivel constantemente, la pregunta es ¿Qué es otro nivel? Pero también habrá que cuestionarse si cuando queremos crecer esas ideas, no le hacemos intimo daño al origen de ellas. Porque lo que nace como una buena solución, puede morir en el crecimiento. Deja de ser lo que era.

En esa búsqueda de crecer lo que se cree suficientemente bueno como para que lo conozca el mundo, hemos buscado las denominadas economías de escala para llegar a millones. Para lograrlo se nos ocurrió la fantástica idea de usar la tecnología, porque de lo contrario sería insostenible mantener nuestras ideas más grandes. Llevamos entonces todos nuestros servicios a la virtualidad, lo cual, en la mayoría de los casos, ha hecho que seamos unos humanos relacionándonos con bots todo el tiempo. ¿Qué nos pasó? ¿Escalar entonces se volvió no relacionarnos más? ¿No era mejor las cosas más pequeñas y cercanas? ¿Quién dijo que queríamos médicos que no existen? ¿Banqueros que no nos acompañan a tomar decisiones? ¿Profesores que no conocen nuestros nombres? ¿Tenderos que ya no nos saludan con una sonrisa? ¿hasta conocer el amor es cuestión de algoritmos?

¿Estamos mejor que antes? Dependerá del punto de vista, porque seguro hay más acceso a vainas que necesitábamos o no -esa es otra discusión-, pero sin duda no hay más humanidad. En un mundo con crisis de confianza, que acaba de salir de un encierro que no conocía en siglos, que quiere abrazarse, que protesta en las calles, que grita pidiendo amor, que sufre de salud mental, que requiere cuidado por encima de todo; no se si esa economía de escala es la solución, no sé si los amigos bots y los mensajes de texto llenos de emoticones nos vayan a ayudar demasiado.

Crecimos lo que funcionaba con inteligencia artificial, pero que nunca olvidemos que ES artificial y que nosotros los de carne y hueso, no lo somos.

Por otro lado, crecer a este ritmo está en contra de la naturaleza, el planeta no puede sostener más un mundo lleno de robles pesados, de unicornios de fantasía o cebras como les dicen ahora, este es un planeta biodiverso que no puede con animales gigantescos o míticos únicamente. Simplemente no puede, no le da tiempo para regenerarse, por eso en él hay plantas de todos los tamaños y millones de animales que cumplen una función esencial; y ninguno quiere escalar y solo crece hasta donde debe hacerlo para permitirle a lo demás SER.

Por eso hay sólo 4 océanos y no más, no quieren crecer más- que sería mortal para los demás seres vivos-, solo hay una Amazonía y no espera que se le replique por montones, solo hay un desierto del Sáhara que no está a la espera de un inversionista que lo lleve a otras latitudes, solo hay un Rio Magdalena, que no quiere que lo muevan solo que lo conserven, solo  hay un monte Everest, que no quiere que lo lleven a tocar el cielo, ya llegó donde debe llegar.

Escalar es un concepto únicamente humano que no se compadece con lo que ya con ciencia conocemos profundamente del funcionamiento de la tierra. Y todas las excusas para crecer se van quedando cortas. Porque quienes hablan de derrama económica, entonces ¿por qué seguimos en estos niveles de pobreza? ¿ a quien se la están derramando?, o si es por salvar a la gente del hambre ¿por qué sigue gente padeciéndola aun con millones de hectáreas disponibles y otras millones sembradas con una pésima productividad, que bastarían para alimentarnos si lo hiciéramos bien, o  ¿será que simplemente desechando menos alimento en nuestras bacanales, en vez de crecer podríamos solucionarlo?

Es posible que detrás de todas nuestras justificaciones para crecer y escalar se encuentre nuestro más simple y humano ego. Que si lo trabajáramos tal vez nos daríamos cuenta de que lo único que hay que escalar es la humanidad, el trato cordial, los negocios de tamaño justo, los servicios cercanos, los productos sanos, los gobiernos austeros, las viviendas dignas, bellas y de tamaño humano, los sistemas de salud que cuiden humanos a humanos. Puede que cuando venzamos el antropocentrismo nos empecemos a portar más como lo que somos, naturaleza. Y aprendamos más de ella, de su abundancia, de sus tamaños y de sus ritmos para poder regenerarse.

Qué tal si abandonando el ego, creamos economías más colaborativas, empresas conscientes del límite de su tamaño, que más bien ayuden a nacer a otras, consumos mesurados que no acaben con el mundo, qué tal si usamos la tecnología para acercar y no para alejarnos más. Y no, no es romántico, así funciona el planeta que nos sostiene desde hace billones de años, tal vez sepa más que esta novata especie que aloja desde hace no tanto.

¿Si seremos tan grandes, para empequeñecernos tanto?, ¿cuáles son los peldaños sobre los cuales nos paramos para crecer, la gente?

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