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No sé mucho de política, pero…

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¿Qué tanto sabe usted de política? En una democracia, la política no debe ser exclusivamente un asunto de expertos. De hecho, la democracia moderna presupone la idea de un autogobierno de los ciudadanos a partir de la garantía universal del derecho a elegir y ser elegido. Cualquier otra idea que se acerque a la de limitar este derecho nos aleja de la democracia y nos lleva por caminos como el de la aristocracia o el de la plutocracia.

Sí, me refiero al matoneo del que fue víctima Melissa Medina por atreverse a postular su nombre como candidata al concejo de Medellín. Lo hizo a través de un video en el que hacía pública su aspiración y que comenzó con un “no se mucho de política, pero…”. Unos minutos después Melissa comenzó a ser objeto de críticas, pero también fue ridiculizada de muchas maneras. Al cabo de algunas horas decidió retirar su nombre de la lista.

Es cierto que Melissa no se caracteriza por un activismo de causas, de nicho, o de tribu, como los que suelen ser protagonistas en esta época de atomización de la democracia. Pero su voz es tan importante y valiosa como la de cualquiera. A muchos les molesta que sea una tiktoker y que posiblemente su cantidad de seguidores haya pesado lo suficiente a la hora de haber sido incluida en la lista de 21 candidatos de su partido.

Es muy probable que cualquier otra Melissa Medina, sin seguidores en rede sociales, no hubiese sido tenida en cuenta por su partido así lo quisiera. Sin embargo, esto pasa en todos los partidos y con todos los candidatos. Hay que tener cierta viabilidad electoral o al menos cierta visibilidad pública para ser tenido en cuenta dentro de una lista. Son muy pocos los casos en los que los partidos promueven candidatos con buenas ideas, pero con pocos seguidores o votantes.

También están los outsiders; términoacuñadopara hacer referencia a personas externas al campo de la política que irrumpen en ella. De hecho, hasta se convirtió en una tendencia electoral. Por esta época, no son pocos los que se autoreferencian como gerentes para señalar negativamente la política. Si uno los escucha con atención también utilizan la frase “no se mucho de política, pero…” la diferencia es que ellos pueden decirlo tranquilamente sin ser ridiculizados.

El problema de fondo no es que tengamos tiktokers o ousiders en la política, sino que el desprestigio de la misma haya dado sentido a una idea en la que nos alejamos de ella y se la entregamos solo a los supuestos expertos. Eso es de fondo lo que más me preocupa en el caso de Melissa: al limitar su derecho a ser elegida se refuerza la idea de que la política es un tema de unos pocos y da sentido a un desentendimiento de la ciudadanía. Por ahí deberíamos comenzar: la política no debería ser una actividad vergonzante.

No votaría por Melissa. No me representa. Pero defiendo radicalmente la idea de que ella y cualquier persona puedan elegir y ser elegidas y que los demás respetemos ese derecho. Que sean en las urnas donde se decida si una persona merece o no llevar la vocería de una parte de la sociedad al recinto de una corporación plurinominal como las Juntas Administradoras Locales, Concejos Municipales y Distritales, Asambleas Departamentales o incluso el Congreso de la República. Estos son espacios en lo que se requiere que se represente de la manera más plural posible la diversidad de nuestras sociedades.

Hay quienes se preocupan, me incluyo, por el impacto de las redes sociales y su efectismo sobre la política. Cada vez es más importante saber comunicar para llamar la atención en el exigente y frenético ritmo del scroll del celular. Quienes hablamos de asuntos públicos competimos con trends, humory muchos otros tipos de contenidos mucho más entretenidos. La veracidad y el fondo de los argumentos pasan a un segundo plano.

No estoy de acuerdo con excluir de la democracia a los tiktokers o a cualquier otro tipo de influencers, por que además es imposible. Las dinámicas de producción y consumo de la información han cambiado radicalmente y la política está siendo definida al ritmo del clicbait  y el scroll del celular. Ojalá tengamos más influencers en política para que aumente la discusión sobre los asuntos públicos y ojalá tengamos una ciudadanía que se interese mucho más por estos temas.

Melissa reconoció que no sabía mucho de política, pero también nos dijo que estaba interesada por lo que pasaba en su ciudad y quería ser parte activa. Ojalá muchas más personas estuvieran dispuestas a dar un paso al frente y participar activamente de los debates electorales.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/miguel-silva/

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